Mi casa

Mi casa
© Héctor Garrido

martes, 27 de diciembre de 2016

FASCINACIÓN POR LAS RUINAS

Esta foto la tomé hace dos días en la esquina de San Nicolás y Trocadero, en Centro Habana. Hay miles de turistas cada día tomando fotos de las ruinas en Centro Habana y La Habana Vieja. Es todo un hobby. Han salido decenas de libros en los últimos años sobre el tema. Pero también hay fotógrafos profesionales de modas que traen aquí a sus modelos.
Si lo vemos bien no hay de qué asombrarse. Del contraste siempre sale algo nuevo. La belleza de las, y los, modelos contrasta con la fealdad y suciedad del contexto y esa explosión origina un nuevo tipo de materia.
No es original. En la década del '50 Helmut Newton y otros pusieron de moda ir a las sucias calles de Harlem y el Bronx, a las ruinas romanas,  griegas y egipcias, a los oscuros y estrechos callejones de Palermo,  Sicilia y Marruecos y a los pueblecitos mexicanos, para colocar en esos escenarios "exóticos y diferentes" a sus modelos y vender ropa, zapatos, perfumes, cigarros, carros, todo. Guardo unas cuantas revistas Life de esa época con aquellos reportajes publicitarios. Tienen su encanto vintage y uno a veces es frívolo, qué le vamos a hacer.
Benetton hace unos años se pasó de la raya cuando utilizó infelices mujeres anoréxicas y cadáveres podridos y repugnantes en su escandalosa campaña mundial de promoción. Asqueantes. Pero lograron su objetivo de provocar un enorme escándalo y que todo el mundo hablara de Benetton. Implacable el capitalismo salvaje, ya lo sabemos.
Si vamos un poco más allá del simple comercio entenderemos mejor la situación antagónica creada por el fotógrafo: es evidente que la modelo no pertenece a este contexto. No vive aquí. Está de paso. Por su maquillaje, ropa, pose, actitud, subraya y deja claro que le importa un bledo el escenario en que la han situado. Ni siquiera lo rechaza. Está ahí "casualmente" y sólo por unos minutos. Nada más. No se integra. Esa es la regla esencial de este juego publicitario. El drama es un simple telón de fondo. Y superpuesto a ese drama la belleza de lo que queremos vender, que por contraste resalta mucho más.
Creo recordar que en Apocalípticos e integrados Umberto Eco dedica más de un capítulo a estos sujetos diacrónicos. No tengo el libro a mano así que no puedo corroborar. Pero acabo de leer en otro libro de Eco: Seis paseos por los bosques narrativos (Lumen, Barcelona, 1996, página 85): "La regla fundamental para abordar un texto narrativo (y de sobra sabemos que una imagen es un texto narrativo perfecto) es que el lector acepte tácitamente un pacto ficcional con el autor, lo que Coleridge llamaba 'la suspensión de la incredulidad'. El lector tiene que saber que lo que se cuenta es una historia imaginaria, sin por ello pensar que el autor está diciendo una mentira. Sencillamente, como ha dicho Searle, el autor 'finge' que hace una afirmación verdadera. Nosotros aceptamos el pacto ficcional y fingimos que lo que nos cuenta ha acaecido de verdad".
Por eso, cuando finalmente vemos en una revista esta foto "increible" de una hermosa joven rodeada de mierda, haciéndose la tonta en una esquina asquerosa lo aceptamos como "posible" dentro del caos absurdo de la modernidad. Aceptamos el "pacto ficcional" que nos propone la fotógrafa. En definitiva hay otra condicional anterior, que agrego yo porque Eco nunca lo percibió: Esta foto se inscribe con todo rigor en esta tormenta de caos y desorden rompedor de moldes que hemos llamado "modernidad".
Por ahora lo dejo aquí para no aburrir. Pero hay más. Siempre hay más. Por ejemplo el lector tiene otra opción paralela: identificarse con la chica modelo y querer venir a ver con sus ojos las ruinas y presentir que vivirá una gran aventura en un lugar "diferente".  Y en efecto, múltiples, insospechados, caminos se abrirán ante el osado explorador en cuanto se atreva a poner un pie en este caluroso y polvoriento infierno que se llama Centro Habana.

lunes, 19 de diciembre de 2016

BICHOS RAROS EN CENTRO HABANA

 Estos bichos extraños al parecer surgen de las paredes derruídas. No avisan. Aparecen sorpresivamente en lugares inesperados. Duran unos pocos días. O semanas cuando más. Alguien viene, pinta la pared y el bicho desaparece.  Pero son indestructibles. Aparecen de inmediato en otro lugar.
Hace unos días, a las diez de la mañana, veo al padre de los bichos, pintándolos en un muro arruinado. Yo creía que los dibujaba de noche, a escondidas. Pues no se esconde, como hace Banksy y muchos más. Este se llama Yulier P. Al menos así firma. Tiene una puntería estupenda para integrar su dibujo con los ladrillos expuestos y los trozos de repello que se caen, devorados por el salitre, el viento, la lluvia, el tiempo, la desidia, la pobreza. 
Yulier es un dibujante espectacular y rápido. En una hora produce uno de estos bichos. Cuando lo vi le hacía fotos a su cuadro. Él sabe que la regla número uno del grafiti es: Vida efímera. Si hay algo seguro es que los bichos tendrán una vida corta o muy corta. Usa un pulóver rojo que pone: RESPETO  AL ARTE URBANO. Pero no pertenece a ningún grupo. Como buen grafitero es libre, independiente e individualista. Es sólo una mota de polvo que se lleva el viento. Actúa solo hace años y vive en el barrio. A veces los mismos vecinos llaman a la policía, me cuenta. Yulier es un tipo apacible. Si se lo llevan en la patrulla a la jefatura..."Bueno, entonces es más complicado pero nunca me han llevado a juicio. Lo resolvemos hablando. Otras veces los policías me dejan tranquilo y me dicen: "Ésto es sólo arte".
Muy significativo ese juicio en boca de un policía. Es sólo arte. Cada vez hay más artistas jóvenes que hacen grafitis en La Habana. Desde hace pocos años. Se atreven. Unos años atrás era impensable. Ninguno protesta ni maldice. Es sólo arte. Por ahora.

lunes, 12 de diciembre de 2016

2016, UN AÑO INTENSO

A veces me da la impresión de que demasiadas personas nos observan con extrema curiosidad, como si  los cubanos fuéramos extraterrestres. Eso no es bueno para un país porque muchos se creen que de verdad somos diferentes. Cuando en realidad somos simples seres humanos, con nuestras debilidades y fortalezas, como todo el mundo. El año que está llegando al final ha sido especialmente intenso. En marzo la visita de Obama, poco antes el restablecimiento de relaciones con USA, después Trump, increíblemente ascendió al  trono imperial, y ahora en la noche del pasado 25 de noviembre falleció Fidel. 
No me gusta hacer comentarios sobre política por  varias razones pero sobre todo porque en política lo más decisivo es aquello que los políticos nos ocultan.  Lo que se maneja entre bambalinas es lo importante y lo que va a repercutir. Siempre ha sido así. Las tramas ocultas supongo que comenzaron en las cavernas. La política es un teatro.
De todos modos parece que Cuba se mueve lentamente hacia la modernidad. Lo que equivale a decir que se mueve poco a poco hacia cierto grado de apertura, sobre todo para la economía pequeña y mediana. Surgen pequeños negocios por todas partes. La gente tiene teléfonos móviles. Hay zonas con cierto acceso a internet, aunque carísimo y limitado. Y. ¿Y? Creo que nada más. Eso es todo por ahora. Es decir que falta mucho por hacer. Casi todo está por hacer. Por ejemplo, la última película de Carlos Lechuga, un joven y estupendo director de cine, fue prohibida. Así de sencillo. Prohibida. No se puede ver. Se hace continuamente. La película El Rey de La Habana, dirigida por Agustí Villaronga, basada en mi novela del mismo título, corrió peor suerte porque ni siquiera dejaron filmarla en Cuba. Así que en esa área hay mucho por hacer: permitir que cada creador, cada persona,  se exprese libremente, sin cortapisas.
El respeto al derecho ajeno es la paz, decía Benito Juárez. El respeto a expresarnos libremente es imprescindible en una sociedad moderna que intenta salir adelante en un mundo globalizado, sobresaturado de información, interconectado. Un mundo tan caótico que a veces se hace difícil comprender  con claridad cómo funciona. Yo espero que todo este proceso en Cuba  siga adelante poco a poco, pero no demasiado lentamente. Con un profundo sentido de responsabilidad y con un profundo sentido de respeto hacia cada persona, aunque esa persona piense diferente. Una sociedad heterogénea, múltiple, diversa, donde se pueda discutir civilizadamente, sin coacciones, con respeto hacia la opinión del que tenemos enfrente. Sin ofender ni aplastar. Si no llegamos a ese punto seguiremos estancados. Y el estancamiento conduce a la frustración y al enfado.

lunes, 21 de noviembre de 2016

STRIP-TEASE EN ARIZONA

Flagstaff es un pueblo pequeño de Arizona, cerca del Gran Cañón del Colorado. Por un extremo del pueblo pasan más de 70 trenes de carga cada día. La Universidad de Arizona tiene allí una sede con unos 15 mil estudiantes y un gran observatorio astronómico desde dónde descubrieron el planeta Plutón (creo que ahora está en dudas si realmente es o no un planeta) en los años 20 del siglo pasado. En octubre de 2001 estuve allí una semana, invitado por la universidad, que por cierto tiene una biblioteca muy amplia de literatura en español y específicamente cubana. Detalle que me asombró.
En aquella semana no tenía mucho que hacer. Di una conferencia para presentar la edición norteamericana, en  Farrar Straus and  Giroux, de Havana Dirty Trilogy. Asistí a un par de clases para hablar de literatura y escritura con los alumnos. Y ya. Dediqué un día a visitar el Gran Cañón. Otro día a visitar Sedona donde hay mucha gente de la New Age porque se supone que uno de los 7 vórtices de energía del planeta está allí (no puedo explicar más sobre el asunto, lo siento). Otro día visité algunas ruinas de asentamientos indígenas y de reservas de indios. Esto último consistió en llegar apenas a la entrada de la reserva y comprar alguna artesanía. El genocidio de los nativos a manos de los anglosajones fue perfecto. Mucho más perfecto de lo que imaginamos. ¿Qué más? Alguna cena y algún encuentro con profesores, copas abundantes por el medio. Una mañana caminaba aburrido por el centro del pueblo y veo un tugurio de strip-tease: Twin Peaks (metáfora por Dos Tetas). Happy hour: 5 pm.
Ya de entrada sospeché que había gato encerrado. Esa hora no es adecuada para un club de sexo pagado. No obstante, esa tarde fui al Twin Peaks, con un amigo, profesor de la universidad, que quiso acompañarme. Todo vacío. Pedimos cervezas. Budweiser. Sabe a química pero en fin, da igual. No recuerdo si pagamos admisión en la puerta pero de todos modos una chica subió a la plataforma. Pusieron música y ella se meneó un poco para nosotros. Con desgano, somnolienta, aburrida. Nunca se quitó los ajustadores ni el panty. Mi amigo me dijo que las leyes de Arizona prohiben hacer el strip-tease completo. Le dije: "Esto es una estafa". Pedí un whisky doble. Bourbon. La chica, aún más desganada, hacía lo que podía en el escenario. Yo cada vez más frustrado y aburrido. Con un impulso repentino me levanté y le puse un billete de cinco dólares dentro del panty, al menos para tocarle la piel y de paso animarla para que sonriera. Un gorila que estaba al acecho saltó sobre mí, me agarró por los hombros con tenazas de acero y me llevó de regreso a mi silla. Lo hizo tan rápido, tan fácil y tan perfecto que no me dio tiempo ni a protestar.
El gorila me obligó a sentarme. ¿Qué cojones pasa aquí? Mi amigo yanqui de nuevo me explicó: "Si quieres darle propina tienes que tirar el billete al piso y ella lo recoge pero no puedes tocarla". 
-¡Mierda! ¡Esto es una mierda y una estafa,  vamos! -y me tragué el whisky de un golpe.
-No, espérate, paciencia. Ya que estoy aquí...
Él tenía sus planes. Cuando la chica terminó él la llamó (creo que era la única. Al menos no vimos otras). Ella le hizo un table dance (más barato y más separado que el lap dance). Y él tuvo tremenda erección sólo por aquella tontería. Era evidente que tenía un atraso de meses sin ver un instrumento femenino. A mí todo aquello me enfrió. Pensé que mi amigo se iría con la striper a las habitaciones al fondo. No. No hay habitaciones. Las striper no son putas, sólo son stripers. No entiendo a los anglosajones. No los entiendo. Están a mucha distancia de la vida normal. Al fin nos fuimos. Él para su casa. Yo entré en una tienda, compré una pinta de Jack Daniels. Me metí en mi cuarto del hotel y puse música de Credence: Born on the Bayou. Cuando se acabó la música me quedé dormido y  soñé con la soledad del corredor de fondo.
Pasaron los años y hace unos meses me visitó en La Habana un profesor de literatura de una universidad del suroeste de USA. Quiere estudiar algunos aspectos de mi obra pero en los manuscritos. De paso me comentó algo que me impresionó: "De todos modos, no puedo comentar sobre sus libros a mis alumnos porque la universidad está en el llamado Cinturón de la Biblia, que abarca varios estados del suroeste". (me los enumeró pero ya se me olvidaron). Y yo recordé toda aquella historia de Flagstaff y pensé que todo pudo ser peor en Arizona. 

lunes, 7 de noviembre de 2016

LA NOVELA IMPOSIBLE

Eliseo Diego (1920-1994) es considerado uno de los grandes y definitivos poetas de nuestra lengua. Siempre tengo a mano alguno de sus poemarios y lo releo con frecuencia.
Hace unos años su hija Fefé Diego ordenó algunas de las muchas entrevistas que le hicieron. De ese modo surgió un libro: En las extrañas islas de la noche, Ediciones Unión, La Habana 2010. En el prólogo Fefé explica que hizo una selección para evitar repeticiones que aburrirían al lector. Al final quedaron sólo 27 entrevistas en 243 páginas. En ese espacio he encontrado al menos  10 referencias a la novela que Eliseo siempre quiso escribir y que se quedó en eso: puro deseo.
Era un tema obsesionante. Y sus respuestas: "Siempre he tenido esa  ambición pero parece ser que todas las novelas que me hubiera gustado escribir ya han sido escritas". Y en otro momento: "...Podría inventar razones que más o menos dejaran mi dignidad a salvo. Lo cierto es que me falta imaginación. Agreguemos la pereza: como tú sabes muy bien, la novela exige un esfuerzo constante, regular, y además -la que me gustaría hacer- un trabajo previo de investigación para el que no tengo tiempo ni ánimo". Y en la página 44: "Escribir una novela es mi secreta aspiración desde muchacho. Les tengo a los novelistas tanta envidia como a los pintores. Pero la novela que me gustaría escribir es la más difícil..." Y por ahí sigue.
Creo que le sucede a muchos poetas. Juan Gelman siempre decía que sólo escribía poesía porque era muy vago para emprender proyectos mayores. En efecto, yo que he escrito unos cuantos libros de poesía, cuentos y novelas, sé perfectamente que la novela es, con diferencia, el género más exigente. El que más desgasta al escritor. Escribo un poema y en una hora ya lo olvidé y sigo tan fresco. Un cuento lo escribo en dos días y lo olvido de inmediato.
Pero madurar una novela me lleva años. La última, Fabián y el caos, ostenta el récord: estuvo dentro de mí, como un Alien, incomodándome durante 21 años, hasta que una mañana apareció delante de mí la puertecita, entré y ya estaba todo ahí funcionando y yo sólo tenía que escribir. Con decisión y disciplina, para adelantar un  poquito cada día. Y cuanto más se avanza, más se agobia uno con toda esa gente atravesada por conflictos y problemas de todo tipo, que me contaminan y me intranquilizan. Así hasta que un día termino, entrego la novela al editor y todavía me lleva meses olvidarme. Porque para eso escribo: para olvidar, para desprenderme de los monstruos nocturnos.
Sin embargo, la poesía funciona de otro modo. En los últimos cuatro meses, de julio a noviembre, he trabajado en un cuaderno de poemas. Con indisciplina, es decir, a cualquier hora y sólo un rato, media hora ya es mucho. Se titula Cazador y tiene unos 40 y tantos poemas en unas 60 páginas. Y creo que ya se agotó. Siempre es igual. Los poemas empiezan a surgir, el flujo se mantiene unos meses y de pronto cesa. Y ya no hay manera de escribir otro más. Es muy raro e inexplicable. Vienen solos. No hay que buscar nada. Y no sé de dónde salen. Es como si estuvieran escondidos en algún lugar y empezaran a asomar uno a uno. Claro, escribí en una libreta unos 60 poemas. Al final quedaron 40. La poesía  es la destilación del infinito. Tiene que ser perfecta. En el fondo escribo poesía para mí, para entenderme un poco mejor,  y nunca tengo prisa por publicar. Así que comprendo a Eliseo. Hizo bien en inventar pretextos para no escribir su novela. Lo cierto es que nunca la escribió porque nunca tuvo necesidad de hacerlo. Descompresionaba con sus poemas. Y ya. Eso es todo. No hay que darle tantas vueltas.

lunes, 31 de octubre de 2016

CORRECCION GRAMATICAL

Hace unos días de nuevo sucedió: me pidieron un texto para un coffe table book y yo he preparado un relato en primera persona sobre algunos sucesos recientes en La Habana.  Sucesos personales que de algún modo conforman una historia breve y curiosa. A los pocos días la editora me devuelve el texto con unas cuantas alertas. Inconscientemente he mezclado los tiempo verbales. Es decir, uso presente y pretérito alternativa y desordenadamente, lo que provoca un vaivén que me gusta mucho. Una cierta musicalidad y rapidez de lectura. Es decir, suficientes beneficios sólo por olvidarme del rigor gramatical, rigor mortis. Así que debo seguir alegre con esa perversa costumbre.
Los correctores de estilo en las editoriales siempre me alertan con unas marcas amarillas. Yo me limito a pedirles que lo dejen así. Pero siempre, en el fondo,  me queda un leve cargo de conciencia. Una sensación turbadora, como un niño maldito atrapado in fraganti. Niño que se arrepiente de sus travesuras. Ahora he curado esa sensación. Y me ha curado nada más y nada menos que Julio Cortázar. Acabo de leer en Clases de literatura, Berkeley, 1980. (Ed. Penguin Random House, Barcelona, 2016), que a él le sucedía algo parecido, pero con el uso de las comas. En la Quinta clase, sobre musicalidad y humor en la literatura: "...cada vez que recibo pruebas de imprenta de un libro de cuentos mío hay siempre en la editorial ese señor que se llama "El corrector de estilo" que lo primero que hace es ponerme comas por todos lados. Me acuerdo que en el último libro de cuentos que se imprimió en Madrid (y en otro que me había llegado de Buenos Aires, pero el de Madrid batió el récord) en una de las páginas me habían agregado treinta y siete comas, ¡en una sola página! lo cual mostraba que el corrector de estilo tenía perfecta razón desde un punto de vista gramatical y sintáctico; las comas separaban, modulaban las frases para que lo que se estaba diciendo pasara sin ningún inconveniente; pero yo no quería que pasara así, necesitaba que pasara de otra manera, que con otro ritmo y otra cadencia se convirtiera en otra cosa que, siendo la misma, viniera con esa atmósfera, con esa especie de luces exterior o interior que puede dar lo musical tal como lo entiendo dentro de la prosa. Tuve que devolver esas página de pruebas sacando flechas para todos lados y suprimiendo treinta y siete comas, lo que convirtió la prueba en algo que se parecía a esos pictogramas donde los indios describen una batalla y hay flechas por todos lados. Eso sin duda produce sorpresa en los profesionales que saben perfectamente dónde hay que colocar una coma y dónde es todavía mejor un punto y coma que una coma. Sucede que mi manera de colocarlas es diferente, no porque ignore dónde deberían ir en cierto tipo de prosa sino que la supresión de esa coma, como muchos otros cambios internos, con -y esto es lo difícil de transmitir- mi obediencia a una especie de pulsación, a una especie de latido que hay mientras escribo y que hace que las frases me lleguen como dentro de un balanceo, dentro de un movimiento absolutamente implacable contra el cual no puedo hacer nada: tengo que dejarlo salir así porque justamente es así que estoy acercándome a lo que quería decir y es la única manera en que puedo decirlo."

lunes, 24 de octubre de 2016

ANDRZEJ WAJDA

Hay libros y películas que uno ve cuando es joven y marcan. Son obras que tienen algo diferente a lo visto hasta ese momento, algo nuevo. En 1969, yo tenía 19 años, vi Todo para vender, de Andrzej Wajda, y quedé marcado. Como todos sabemos, fue una etapa crucial del cine europeo. En Cuba no se veía cine americano desde 1960, por razones obvias y hostilidades conocidas. Así que en los cines se veía todo lo mejor del cine europeo. Me marcaron también en esos años Cuchillo en el agua, la primera película de Roman Polansky, los dos primeros largos de Milos Forman, realizados en Checoslovaquia, además de todo lo importante del cine francés, italiano, alemán, sueco, inglés, japonés y hasta algunas cosas de los soviéticos que son recordables. Ese cine, esa estética, ese modo de ver, marcó a toda mi generación. La programación era tan copiosa y de tan buena calidad que yo iba al cine tres o cuatro veces por semana.
El caso Wajda es especial. Ante todo porque nunca se fue de Polonia. Tengo que recordar que Polonia y Checoslovaquia fueron casos singulares dentro del mundo socialista europeo. Países con una sólida cultura, con muchos artistas firmes que mantuvieron una estética, una ética y un estilo de vida lo más independiente posible de la aplanadora estupidizante soviética. Aplanadora que lo único que intentaba era acallar, silenciar a todo el que intentara apartarse y tomar un camino independiente. Ya fueran cineastas, escritores, dramaturgos, etc. Bueno, eso lo sabemos de sobra, pero siempre es bueno recordarlo.
Recuerdo, por supuesto, Cenizas y diamantes, de 1958, además Los abedules, Paisaje después de la batalla, y muchas otras. En Cuba le hicieron una cruz a Wajda cuando hizo El hombre de mármol (1976) y El hombre de hierro (1981). Ambas sobre Lech Walesa y el sindicato Solidaridad. En Polonia la productora de Wajda fue cerrada y declarada ilegal por el gobierno y en Cuba esas películas ya no se exhibieron y se corrió un manto de silencio sobre el cineasta. Dejó de existir. Él siguió adelante como pudo y al morir el pasado 9 de octubre 2016, en Varsovia,  con 90 años, tenía una filmografía de alrededor de 50 obras entre largos, cortos y documentales. En 2000 recibió un Oscar honorífico por el conjunto de su obra. Así que le rindo este pequeño homenaje, agradecido no sólo por su talento y su obra magistral sino también por su valor y rectitud moral. 

martes, 11 de octubre de 2016

ÉLMER MENDOZA

Acabo de leer El amante de Janis Joplin (Tusquets 2001), de Élmer Mendoza. Nos conocimos en Oaxaca, durante una feria de libros. Nos caímos bien. Es un tipo sencillo y nada pretencioso. Vive en Culiacán, Sinaloa, en el ojo del huracán. Tomamos tequila, brindamos por conocernos y no hablamos mucho. Bebimos más ya que, de paso, teníamos barra libre en unos camerinos muy chulos al lado del escenario. Nos reímos, no me acuerdo de qué, pero nos reímos bastante. Me dijo que había leído algo mío. Yo compré este libro y lo acabo de leer ahora.
Élmer escribe a velocidad de vértigo. Algo que no sabe hacer cualquiera. Es muy difícil y lleva mucho tiempo aprender a escribir sólo lo necesario y no darle mierda al lector. Además, usa toda la jerigonza casi incomprensible de los jóvenes narcos y guerrilleros de esa época (años '60 y '70). Esos jóvenes fluctuaban desde el analfabetismo total de unos hasta la mezcla confusa de Mao con Nietzche en otros. En fin, un libro duro, musculoso, pura fibra, enloquecido, y absolutamente convincente. Creo que no es una simple novela policiaca entretenida, sino un valioso documento de la memoria mexicana.  Tan válido y efectivo como cualquiera de las grandes novelas mexicanas que todos conocemos (Carlos Fuentes, Rulfo, etc).No se olvida fácilmente y da deseos de leerlo de nuevo dentro de un tiempo. Con personajes inolvidables: David, Rebeca, El Chato, El Cholo. Lo recomiendo con 5 estrellas. Ahora quiero leer algo más de este loco que, claro, en la vida real, no es un loco sino un tipo bastante normal, hasta donde se puede ser normal si vives en Culiacán, donde las amapolas brotan solas en los jardines y se reproducen. Las amapolas del bulbo resinoso, no las otras, bonitas, de flores frágiles que duran pocos días al borde de la carretera. Me alegro muchísimo de haber descubierto (tardíamente, ya lo sé) a Élmer, que se mantiene alejado del DF, ciudad mastodóntica donde se concentran algunos chilangos que escriben muy mal y no tienen nada que decir pero se pasan la vida haciendo grupitos y publicando manifiestos y proclamas. Intentan acaparar los medios sea como sea y llamar la atención. Ven la escritura como un gran negocio. Y a veces hasta les da resultados y consiguen buenas chambas.
Mientras tanto, Élmer es cuarto bate y batea de home run. Me recuerda a algunos de los mejores chicanos de hace unos años atrás: Hinojosa, Sandra Cisneros, Una casa en Mango Street, y cosas así. Una pena que estén un poco olvidados. Eran de Aztlan. Unos cuantos, muy duros, con una obra importante. Ni mexicanos ni gringos. Chicanos de Aztlán. Otra cosa. Élmer se acerca a esa gente. Buena raza. Un abrazo, broder.

lunes, 3 de octubre de 2016

GASTÓN BAQUERO VISIBLE

La  Poesía Completa de Gastón Baquero acaba de ser publicada en Cuba por Ediciones La Luz, de Holguín. Hace un año esta misma pequeña editorial, de escasos recursos, publicó una amplia y atinada selección de sus ensayos. Son libros gruesos. La poesía con casi 500 páginas y los ensayos con casi 600. 
El tomo de poesía había sido editado antes por Pío Serrano, en Madrid, y publicada por Verbum. Los ensayos fueron compilados en la Isla.
Es una señal positiva. Cuando un poeta y ensayista tan exquisito se hace visible podemos presumir que algo se mueve favorablemente.
Gastón Baquero (Banes, 4 mayo 1914-Madrid, 15 mayo 1997) nació en una cuna humilde. Muy joven emigró a La Habana y llegó a ser Doctor en Ciencias Naturales y desde 1945 jefe de redacción del derechista y ultraconsevador Diario de La Marina. En los primeros meses de 1959 se le prohibió publicar en la prensa cubana y fue cerrado el diario. Baquero se exilió en España en abril de 1959, tres meses después del triunfo revolucionario. Su obra poética fue totalmente ignorada en Cuba. Baquero no existía. No es que estuviera en el exilio. Era que no existía. Nunca había existido. Esto fue una práctica común con todos los artistas y escritores que se iban al exilio. En Cuba se borraban. Decenas y decenas de músicos, cantantes, cineastas, escritores, etc, de primera línea, dejaron de existir de ese modo. Eran "traidores" y punto.
En 1993 un grupo de jóvenes del Instituo Superior de Arte, de La Habana, dio a conocer en su revista  Credo, de ínfima tirada, diez poemas inéditos de Baquero. Y desde entonces, poco a poco, el poeta dejó de ser un fantasma maldito para ganar visibilidad. En toda su vida publicó más de diez cuadernos rigurosos de poesía. Todos, más algunos poemas sueltos o publicados en revistas, están en este tomo que comento.
Quiero suponer que pasada la tormenta las aguas retornan a su cauce. Apartadas y dejadas atrás las heridas políticas, siempre dolorosas y difíciles para cicatrizar, quiero creer que en Cuba seguiremos viendo libros como éste y que podremos leer las obras completas de grandes escritores cubanos que se fueron al exilio. Sufrieron el castigo lacerante que significa siempre el exilio y además el ostracismo. Algunos, ya mayores, con los que he hablado en mis viajes por aquí y por allá, todavía sangran por la herida. Otros son mucho más compasivos y serenos. No obstante, ojalá pronto podamos leer en Cuba todos los libros de Cabrera Infante, de Guillermo Rosales, de Severo Sarduy y de otros cuantos imprescindibles en el cuerpo literario cubano. Claro, sin prisas. Es un proceso. Paciencia.

lunes, 19 de septiembre de 2016

EL INFINITO


Estas fotos las tomé esta mañana en el parque de El Retiro, en Madrid. Comienza el otoño. Levemente todavía, pero comienza. Hierba húmeda y hojas secas. Hermoso y sencillo. Sin embargo, para mí es mucho más. Es una señal del infinito. El concepto está en todos los sutras budistas, en el Tao Te King, que siempre tengo a mano y en muchos otros libros esenciales. Venimos del infinito y no hay fin. Así de simple. Tan simple que no lo aceptamos. Porque nos molesta aceptar lo simple. Nos cuesta entender lo simple. No hay mucho que decir. Sólo eso. La naturaleza es infinita porque el universo es infinito. Nosotros somos infinitos. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

SOBRE EL REALISMO


Me gusta creer que todo lo que escribo es autobiográfico. Incluso cuando escribo en tercera persona sobre gente muy diferente a mí siento que también estoy revelando fragmentos de mi vida porque siempre son personajes creados a partir de personas de mi entorno. Ningún escritor es inocente. No se inventa nada a partir de cero. No es nada extraño. Le sucede a todos los escritores. Es el gran problema de los escritores. Acabo de leer una entrevista que The Paris Review hizo a Raymond Carver hace algunos años. Dice Carver: "La narrativa que más me interesa posee rasgos que la refieren al mundo real...siempre hay algo, algún elemento, algo que me han contado o que he presenciado que acaba constituyendo el punto de arranque". Y más adelante: "Por supuesto, uno ha de saber bien lo que está haciendo cuando convierte en ficción las cosas de su vida. Ha de ser inmensamente osado, muy hábil e imaginativo, y estar deseoso de contarlo todo sobre sí mismo".
Claro, contar historias que han sucedido realmente, implica involucrar a otras personas. Es decir, hay que contar algo que sabemos de las vidas ajenas. Si creemos que merece la pena hay que arriesgarse y hacerlo. O quedarnos callados para no molestar. Hace unos días le pregunté por email a una prima que vive en Miami que me contara algo de unos tíos nuestros ya fallecidos hace años. Ellos se fueron de Cuba en los años ´60 y los perdí de vista. Jamás supe nada. No tengo intenciones de escribir sobre ellos. Al menos no lo he pensado conscientemente. Sólo quería saber algo de un modo sano y familiar. Mi prima me contestó largamente. Me dio muchos detalles y al final del email me escribe, socarrona y jocosa: "Recuerdo mucho más. Pero si quieres escribir un libro ahí tienes para empezar, porque con los escritores nunca se sabe".
Y sí. Ella tiene razón. Un escritor funciona con su memoria. Es lo esencial. Y se convierte en un vicio averiguar datos, situaciones, anécdotas de gente que uno conoce porque todo puede convertirse en literatura. Hay que archivar en la memoria. Yo a diario escribo apuntes de situaciones, de recuerdos, de comentarios que acabo de escuchar. Siempre tengo libretas y bolígrafos a mano. Me siento más tranquilo cuando escribo esos apuntes y no los confío sólo a la memoria. Me parece que en una libreta están a salvo por si algún día los necesito. Pero en realidad lo que hago al escribirlos es guardarlos en mi subconsciente. Es un archivo estupendo. Ahí se quedan en alguna gaveta. Y saltan cuando uno los necesita. Por asociación de ideas. Es un método infalible. Un almacén enorme que tengo siempre a mano. Con el paso de los años he descubierto que escribir poesía también es un modo de guardar apuntes de mi vida y de los alrededores. Lo comprendí cuando hace un par de años me puse a seleccionar poemas de nueve cuadernos que he publicado para preparar una selección. Finalmente ha sido publicada por la editorial Verbum, de Madrid, en 2015. Se titula La línea oscura, poesía seleccionada 1994-2014. Y para mí funciona casi como una autobiografía. En fin. La escritura surge allí donde hay antagonismo y conflicto. Y a partir de ese principio se escribe, como un proceso continuo de reflexión y de pensamiento. Tomar fotos también es un modo de hacer apuntes. La foto que  encabeza esta nota es el teatro Campoamor, a un costado del Capitolio de La Habana. Así está hoy en día, 2016. Ese edificio y su historia puede ser un punto de partida de una novela. Regalo la idea al que le interese.

jueves, 1 de septiembre de 2016

DOLMEN DE TRIGUEROS

Aquí estoy hace unos días en el dolmen de Soto, cerca del pueblo de Trigueros, en Huelva, España. Fue construído hace unos 3 mil años para servir de lugar de enterramientos, y posiblemente para ceremonias religiosas. Consiste en un túnel  de unos 12 metros de largo, delimitado por grandes piedras. Fue descubierto en 1923 por Armando de Soto, propietario de la finca donde se encuentra. Al fondo encontraron 8 cadáveres de Homo sapiens enterrados. Posteriormente se ha estudiado con bastante nivel de detalle. Llama la atención que casi todas las piedras tienen tallas: figuras humanas, puñales, aves y otros dibujos muy esquemáticos. Todo el sur de España cuenta con numerosos monumentos en piedra. Se supone que en esta zona del suroeste español, y en los alrededores de Gibraltar se refugiaron los últimos Neanderthales, al final del Neolítico.   Poco a poco se mezclaron con el Homo sapiens hasta desaparecer por completo. Por ejemplo, cerca de este dolmen  se ha documentado la existencia de un círculo de piedras del Neolítico, de unos 5 mil años antes de nuestra era. Contaba con un diámetro de 60 metros. Asociado a este círculo se ha encontrado un conjunto de estructuras (cabañas, hogueras, estructuras votivas o rituales) relacionado todo con prácticas ceremoniales, culturales y astronómicas. Al parecer los Homo sapiens utilizaron las grandes piedras de ese círculo, ejecutado por Neanderthales, para construir este dolmen. El dolmen de Soto se reconoce como uno de los monumentos megalíticos de mayor riqueza, abundancia de manifestaciones artísticas de Europa en lo que los expertos llaman la  Prehistoria Reciente. Hoy en día, el patrón del pueblo de Trigueros es San Antonio Abad. Alguien de allí me contaba cómo en cierta época del año hacen pasear la figura casa por casa. Cuando el santo llega hacen una pequeña fiesta en cada casa. Así durante varios días   el santo pasea en medio del vino y la música. Todo muy divertido.
Estas visitas en Trigueros me recuerdan La rama dorada, el libro del escocés James George Frazer (1854-1941). Se editó por primera vez en 1890 en dos volúmenes. En las ediciones de 1907-1915 llegó a doce volúmenes. El 1922 el autor lo resumió en un grueso volumen que es el que conocemos hoy en día. Al parecer   está un poco olvidado. Ha tenido muchos contrincantes, como es lógico, algunos de tanta envergadura como Wittgenstein. Pero lo cierto es que el libro es un viaje maravilloso a lo largo del proceso civilizatorio desde el punto de vista de magia-religión-mitología, entendido como un todo, como campos complementarios. Es decir, intenta definir los elementos comunes de las creencias religiosas para comprender así el origen y significado de otras formas religiosas. Lo leí por primera vez cuando estudiaba en La Universidad de La Habana, hace ya 40 años. Y desde entonces de vez en cuando repaso algunos fragmentos. Siempre encuentro algo nuevo.

lunes, 29 de agosto de 2016

40 AÑOS SIN LEZAMA

Lezama con Julio Cortázar paseando en la Plaza de la Catedral, en La Habana Vieja. Y Lezama con su mamá, en un rincón de su casa en Centro Habana.
José Lezama Lima murió el 8 de agosto de 1976. Hace 40 años. Tenía apenas 66 años. Siempre se dice que murió por el asma y la obesidad excesiva. Seguía fumando y comiendo en exceso. Pero creo que también murió de tristeza y desamparo.
En 1961 Rosa y Eloísa Lezama Lima, las únicas hermanas del poeta, se exiliaron en Miami y nunca volvieron a verse. Él las añoraba, en su húmeda casa de Trocadero 162, en Centro Habana. Para ser exactos, era el barrio de Colón. El barrio de las putas. Un vecindario poco aconsejable. Todavía hoy -que ya no es de putas- sigue siendo poco sano vivir allí. Lo cierto es que en muchas cartas quedan testimonios de su amor y nostalgia por las hermanas. Tres años después, en 1964, muere su madre. Poco después, el 5 de diciembre de ese año decide casarse con María Luisa Bautista, antigua amiga de Eloisa y de su madre. Lezama tenía 54 años. En una carta a sus hermanas escribe:
"Me he casado en un momento en que arrastro una tristeza que casi no puedo soportar. Creo que la muerte de Mamá me ha herido para siempre. Toda mi vida la considero un camino de perfección para llegar a su muerte. Sobre todo los nueve días que pasados en la clínica fueron de espanto. Me encerré en un cuadrado con mi madre, viéndola morir día tras día...María Luisa me atiende mucho y se muestra solícita y cariñosa. Quiera Dios, yo así lo creo pues me lo aconsejó mi madre, que todo resulte bien y feliz."
Los años '60 y '70 fueron muy difíciles en Cuba. Carencias de alimentos, caos, cambios vertiginosos, imposición de nuevas leyes y medidas que limitaban las libertades individuales. Lezama nunca fue un hombre de acción y pragmatismo. Todo lo contrario. Por suerte, tenía un modesto salario como director de publicaciones de la Dirección General de Cultura. Publicó importantes colecciones de clásicos cubanos y españoles. En 1965 su Antología de la Poesía Cubana (un clásico, muy difícil de encontrar). Y en 1966, la hecatombe. En medio de las furias desatadas contra los homosexuales Lezama publica su Paradiso, con el famoso capítulo ocho.
Es tildado (siempre a sus espaldas, con traición) de gusano, homosexual, religioso. En fin, de todo lo acusable y peor del momento. Y es  apartado a un lado e ignorado. De pronto Lezama deja de existir en la vida cultural habanera. No existe. Unos pocos escritores jóvenes que lo admiran siguen visitándole. Él mantiene su ecuanimidad y su encerramiento.  Julio Cortázar, que visita mucho a Cuba en esos años, lee Paradiso, queda deslumbrado y lo visita. Inician una  amistad que ayuda a Lezama, enterrado en vida, a respirar un poco. Paradiso es traducido y editado en numerosos países. En Cuba sigue sin existir, no importa su merecido éxito internacional.
Mientras, su esposa María Luisa cada mañana hacía una cola de varias horas en "La Bella Nápoles", una pequeña y pésima pizzería al lado de su casa. Cuando ya les tocaba el turno María Luisa llamaba a Joseíto. Éste soltaba sus libros y juntos se sentaban para almorzar unos horribles y desabridos spaguetis y una pizza peor aún. Conozco muy bien todo esa sordidez porque hace más de 30 años que vivo muy cerca y comí muchas veces en "La Bella Nápoles". Sus hermanas desde Miami le enviaban algún paquete con ropa para él y para María Luisa y así fueron tirando.
Después de Paradiso Lezama siguió escribiendo sobre todo poemas y ensayos, también una segunda novela que nunca terminó. Y lo mantuvieron apartado de todo. Recibió varias invitaciones para viajar al exterior pero nunca le concedieron los permisos.  Fueron los años del llamado Quinquenio Gris o Decenio Negro. Otros escritores muy importantes corrieron una suerte parecida. Recuerdo ahora a Eliseo Diego y Dulce María Loynaz.
Su esposa le sobrevivió cinco años y murió el 20 de febrero de 1981. Un funcionario de cultura se presentó en la casa, recogió la llave, que tenía una vecina llamada Nélida, y sellaron el local. Poco después fue desmantelada y convertida en biblioteca pública durante varios años. En 1994 abrió como "Casa-Museo José Lezama Lima".  Sus libros, anotados profusamente, fueron trasladados a la Biblioteca Nacional José Martí donde se distribuyeron en numerosos salones en lugar de mantenerlos unidos en un fondo especial junto con los manuscritos y la papelería del escritor. Visto ahora en la distancia estoy seguro de que los funcionarios y capataces de la época querían hacer desaparecer la herencia intelectual de Lezama. Borrar sus huellas. Les molestaba y les irritaba aquel intelectual tan independiente, tan inclasificable y tan arriesgado e inmanejable. Les convenía poner de ejemplo a otro tipo de intelectual más controlable y sumiso.
No obstante, en estos 40 años han aparecido numerosos libros con parte de su correspondencia, recopilaciones de ensayos y artículos, parte de sus diarios. Se han publicado en Cuba, España y USA. Son muchos los admiradores del Maestro que intentan rescatar y publicar el total de su obra. Por ejemplo, para esta breve nota he recurrido al libro Correspondencia José Lezama Lima-María Zambrano / María Zambrano-María Luisa Bautista, de Editorial Renacimiento, Sevilla, 2006, editado por Javier Fornieles, con prólogos de Eloísa Lezama Lima y Tanghy Orbón.
Y para ser justos y redondear la historia: Aquella situación, originada en los años '70 tan conflictivos, posteriormente fue corregida. La Biblioteca Nacional José Martí tiene un fondo especial con toda la papelería de Lezama. En el Círculo de Bellas Artes de Madrid se realizó una amplia exposición entre diciembre de 2001 y enero de 2002, con una parte de las fotos, manuscritos, cartas, revistas y otras piezas muy valiosas, prestadas al Círculo por la biblioteca cubana para esa ocasión. Tengo el catálogo de esa muestra. Un sólido ejemplar de 391 páginas con una información valiosa y muy atractiva.
Espero que en algún momento los investigadores se decidan y empiecen a escribir biografías sólidas y profundas de nuestros escritores. Por no haber no hay una biografía amplia y seria  ni de José Martí. En el mundo anglosajón hay pasión por escribir biografías de todos los grandes escritores y artistas. Biografías que los desnudan como seres humanos imperfectos. Quiero decir, biografías duras y profundas. Tan duras que muchas veces las familias se niegan a participar. De ese modo los lectores comunes tenemos la posibilidad de conocer a fondo a los escritores y artistas que adoramos. Lezama, Carpentier, Cabrera Infante, Severo Sarduy, Eliseo Diego, Reinaldo Arenas, Virgilio Piñera, Lidia Cabrera, Carlos Montenegro y muchos más. Todos están esperando porque aparezcan sus biografías. Implacables, verdaderas, sin tapujos ni componendas, ni maquillajes. Como debe ser.

domingo, 28 de agosto de 2016

THOR HEYERDAHL


Estas fotos las he tomado del número de enero 1941 de la revista National Geographic. Tengo una buena colección de la revista.  Disfruto mucho leyendo esos viejos reportajes, escritos casi siempre en un tono romántico,  poético y polifacético. Es decir, que los autores generalmente hacen enfoques sociales, étnicos, religiosos, biológicos, arqueológicos, económicos, todo al mismo tiempo. El mundo aún no se había especializado tanto. Creo que era mucho más interesante y lógico. Y sobre todo, más enriquecedor, un enfoque humanista. Este es un largo texto de más de 40 páginas del noruego Thor Heyerdahl cuando aún era un jovencito, un  perfecto desconocido, sin grandes y espectaculares proyectos. El artículo titulado Turning Back Time in the South Seas narra con detalle los muchos meses que vivió en una isla del Pacífico. En estas fotos aparece arriba él solo y abajo acompañado por su esposa Liv Rockefeller.
En 1940 Heyerdahl tenía 25 años y era novio de Liv. El artículo comienza así: "We wanted to go back to nature".Quieren alejarse del frío invierno de Oslo. Buscan un lugar adecuado en el Pacífico. Pero cuando investigan descubren que hay demasiada gente en cada isla. Grandes extensiones de coco y banano, negocios por todas partes. "We needed a depopulated piece of island, fertile and rich in fruit and other forms of food". Al fin se deciden por FATU-HIVA, en las Marquesas. "And so we were married and set out on our honeymoon".
Allí vivieron casi un año sin radio, sin dinero, sin hombres blancos. Sólo con los nativos. Se alimentaban con lo que conseguían, igual que los indígenas. Allí Thor comenzó a estudiar y a comprender que muchos vegetales y animales habían llegado a esas islas antes que el hombre. Flotando sobre las aguas del océano. Estudió algunos patrones culturales (pequeñas esculturas, costumbres religiosas, etc) practicados por los antecesores de aquellos indígenas. Curiosos peces grabados en piedras, por ejemplo. Investigó el canibalismo: Tei, uno de sus amigos indígenas "...con gran respeto, nos dijo que su padre, Uta, prefirió siempre la dulce carne humana por sobre todas las cosas". 
En ese año en FATU-HIVA  comenzó todo. Después vendría la expedición de la KON TIKI en 1947, fueron 8 mil kilómetros en 101 días de Perú a la isla Raroia en el archipiélago de las Tuamotu. Para demostrar que los habitantes de la Polinesia pudieron llegar de América del Sur. Fue su gran tema: las rutas migratorias de los seres humanos. Organizó las expediciones de los botes RA y RA II para encontrar conexiones entre Egipto y América. Y el TIGRIS, para las migraciones entre la cultura del Valle del Indo y el Mediterráneo. Era considerado "un aventurero romántico" y tuvo cientos de enemigos y detractores. Le reprochaban sobre todo  que no tuviera una especialización exacta y que mezclara muchas ciencias y tomara un poco de cada una a la hora de exponer sus teorías y conclusiones. Él siempre sonreía y seguía adelante con obstinación. Si eres un rompedor no tienes otro modo de hacer las cosas. Ignorar a los enemigos. Sonreir y seguir adelante. Convencido de que tienes razón.
En 1989 estuvo, casi de incógnito, en Cuba. Lo habían invitado para estudiar unos pequeños dólmenes que habían encontrado en la zona de Cienfuegos, al centro de la isla. Los arqueólogos locales creían que podían ser  testimonios de las visitas de expediciones vikingas a América, antes de Colón. Él dedicó un par de días a estudiar aquellos restos y determinó que fueron construidos por hombres, pero no por vikingos.
Unos días después lo invitaron a presentar  una edición más de su libro La expedición de la Kon Tiki, del que se han vendidos millones de ejemplares en muchos idiomas. Lo presentó en la Feria del Libro de La Habana 1989. Y, por supuesto, acaparó a todo el público. Cuando digo  "todo el público" es literal, no es una metáfora. En el salón de al lado estaba yo, humildemente, presentando mi libro Vivir en el espacio, del que la Editorial Científico Técnica había impreso 10 mil ejemplares y se agotaron en una semana. Todo un éxito, pero en la presentación en aquella feria no había nadie. Sólo mi mujer, mis dos hijos pequeños y Nélida,   la editora. Me lo tomé con buen humor. Así que les dije: "Vamos a ver a Heyerdahl y quizás hasta nos firma un libro". Lo vimos, lo aplaudimos (yo, personalmente, lo admiro mucho) pero se cansó de firmar libros y se fue, con una hermosa sonrisa noruega y disculpándose en noruego. Pero me quedé feliz porque al menos lo vi a pocos metros de distancia.
Al final de su vida se fue a Tenerife, en Islas Canarias, donde estudió las Pirámides de Güimar. Trató de demostrar que los guanches llegaron a Tenerife navegando desde Africa, guiados por el volcán Teide. Creía que las pirámides fueron construidas para ceremonias sociales y religiosas. Pero no tuvo tiempo de investigar con el detalle y la minuciosidad que lo caracterizó. Murió con 87 años en 2002, de un tumor cerebral. Hizo todo lo que pudo por demostrar que los océanos no aislaron a las distintas culturas en los últimos 5 mil años, sino que, por el contrario,  ayudaron a la difusión de la civilización.

lunes, 8 de agosto de 2016

ERNESTO SABATO

Cuando leo a Sabato siempre me adentro en la dimensión más trágica y brumosa del ser humano. Una mezcla de melancolía pesimista y alucinación vidente impregna cada una de sus palabras. Así que al final no me queda un regusto amargo (como siempre me sucede con Sebald y con Thomas Bernhard, por ejemplo) sino un temblor que me estremece de miedo y angustia pero también de coraje y fuerza para seguir adelante.
Ahora, en un rincón de mi biblioteca he encontrado Antes del fin (Seix Barral, Barcelona, 2002), un librito breve, de memorias, que escribió en 1998. Empieza así: "Me acabo de levantar, pronto serán las cinco de la madrugada, trato de no hacer ruido, voy a la cocina y me hago una taza de té, mientras intento recordar fragmentos de mis semisueños, esos semisueños que a estos ochenta y seis años, se me presentan intemporales, mezclados con recuerdos de la infancia".
Al parecer se despierta de madrugada día tras día y se pone a recordar y escribir estos fragmentos de su vida. Desordenados, sin cronología pero muy lúcidos.  Son fragmentos dispersos, momentos importantes de su intensa y extensa vida. Mi ejemplar está muy  subrayado. Lo he leído varias veces. Y  siempre marco algo más. En la página 63: "El escritor debe ser un testigo insobornable de su tiempo, con coraje para decir la verdad y levantarse contra todo oficialismo que, enceguecido por sus intereses, pierde de vista la sacralidad de la persona humana. Debe prepararse para lo que la etimología de la palabra testigo le advierte: el martirologio. Es arduo el camino que le espera: los poderosos lo calificarán de comunista por reclamar justicia para los desvalidos y los hambrientos; los comunistas lo tildarán de reaccionario por exigir libertad y respeto por la persona. En esta tremenda dualidad vivirá desgarrado y lastimado, pero deberá sostenerse con uñas y dientes. De no ser así, la historia de los tiempos venideros tendrá toda la razón de acusarlo por haber traicionado lo más preciado de la condición humana".
Sabato escribió sólo tres novelas: El tunel (1948); Sobre héroes y tumbas (1961) y Abaddón el exterminador (1974) y 21 libros de ensayo así como numerosas antologías y compilaciones. Mi preferida es Sobre héroes y tumbas y su libro de ensayos El escritor y sus fantasmas, que es de una lucidez extraordinaria. Recibió el Premio Cervantes en 1984 y fue propuesto varias veces para el Nobel. Un hombre castigado desde su infancia por las pesadillas, la melancolía y las depresiones. Así y todo fue muy activo como figura pública y es una suerte que lo podamos leer en nuestra lengua, donde hay cada vez menos pensadores profundos, sostenidos y válidos.
El último párrafo de Antes del fin retrata con exactitud su talante: "La mayor nobleza de los hombres es la de levantar su obra en medio de la devastación, sosteniéndola infatigablemente, a medio camino entre el desgarro y la belleza".

lunes, 25 de julio de 2016

UN MURAL PARA BUKOWSKI

Un  fan de Bukowski pintó este estupendo mural en una calle de Kingswell, Los Angeles, la ciudad natal y donde siempre vivió el maestro. Murió hace 22 años pero sigue vivo.

jueves, 21 de julio de 2016

CELO PROFESIONAL

Siempre me llama la atención el celo profesional de Bukowski respecto a Norman Mailer. En Shakespeare nunca lo hizo, Bukowski narra en escasas cien páginas su viaje a Europa (París y Alemania) en 1978, acompañado por su compañera Linda Lee y un fotógrafo,Michael Montfort. En la foto los vemos  paseando por el Rhin o algo así, muy divertidos botella en mano. En el libro menciona tres veces a Mailer. En una de esas ocasiones narra lo mal que se siente asediado por periodistas y fotógrafos en Hamburgo y escribe: "¿Creen que soy Norman Mailer? ¿No saben que en mi país los editores tiran apenas cinco mil copias de mis libros?". Y ya hacia el final escribe que a Mailer le pagaron un millón de dólares por su crónica sobre el viaje a la Luna, y "Yo aquí estoy escribiendo este libro sin adelanto y sin seguridad de que lo publicarán". 
Así que Bukowski envidia sin ambages, y de un modo muy ingenuo, a Mailer por las cifras exorbitantes que lograba. Y quizás Mailer  envidiaba a escondidas (era tremendo caimán, incapaz de decir en voz alta lo que no le convenía) a Bukowski y  seguramente a Truman Capote, por ser dos escritores perfectos, dos estilistas puros que jamás escribían una palabra de más. No se les escapaba ni una chapucería. En cambio Mr. Mailer era un chapucero de mucho cuidado. Su gran especialidad era escribir muchas páginas bien enredadas para no decir nada. Me asombro cada vez que releo unas cuantas páginas de Mailer. Es imposible enredarse más con las palabras y lograr que uno lea diez páginas sin enterarse de nada sustancial. Mailer no tenía ni una micra de talento pero en cambio era buen negociante.  Sin escrúpulos. Sabía venderse en los medios, formar escándalos, agredir a los otros escritores para mantenerse en el candelero y abrir mercado, 
Bukowski en cambio fue un escritor nato. Escribió como un salvaje pero no sabía venderse. Era un artista total. Y tuvo el privilegio de vivir en California en los años ´60 y ´70. ¿Tengo que recordar todo lo que pasó allí en esas décadas? Fue el momento perfecto para romper con todo, arrasar con todo, y partir de cero. Bukowski no tuvo amigos perdurables, ni mujeres perdurables, ni nada perdurable. Su vida fue un desastre y varias veces estuvo rondando las ideas del suicidio. Sólo Linda Lee fue capaz de permanecer a su lado por unos veinte años,  hasta que murió. Y eso porque lo cogió ya cansado y un poco lelo por los rastros de sangre que a veces salían en su alcohol arterial. Murió en 1994, con 73 años, de leucemia. Está considerado definitivamente como el último escritor maldito de la literatura norteamericana. Y como están las cosas en ese país con la corrección política y el miedo a todo, no creo que surja otro escritor maldito en los próximos 500 años. Están muy ocupados con el dinero y la tecnología para pensar en escribir poemas y cuentos sobre la gente de los bajos fondos. Además, los académicos no lo soportan porque es demasiado inclasificable y jamás fue a buscar trabajos en universidades o en sitios del sistema. Se mantuvo siempre bien alejado y solitario.  Cuando pregunto a algún profesor de literatura norteamericano lo descalifican: "Es un escritor para jóvenes" y sonríen burlones como quien dice: "No merece que se le recuerde". Es una pena que en su propio país quieran echarle mierda encima y hundirlo para siempre. Una pena.  

miércoles, 29 de junio de 2016

NERUDA-KAFKA-KUNDERA

Aquí estoy hace unos días frente a la casa natal de Jan Neruda (1834-1891) en "El barrio pequeño", de Praga, es decir Malá Strana. Esto es a unos centenares de metros del Castillo de Praga, un coloso que domina siempre el paisaje de la capital checa.
Desde muy joven leí los Cuentos de Malá Strana y me llamó la atención la agudeza de Neruda para captar los detalles más oscuros e incisivos de sus vecinos de aquel barrio.  Son relatos de un realismo perfecto y visceral porque si para algo sirve el realismo al escritor es para ser incisivo y profundizar a fondo en lo que cuenta. Después logré leer a Kafka (1883-1924) en un segundo intento. Ya había hecho un primer intento cuando apenas 13 años, o 14. Y me aterré con La metamorfosis. Al leer la primera línea solté el libro, asustado. Y sólo fui capaz de leerlo bien cuando ya tenía más de 30 años. Leí todo lo que tenía de Kafka y me convertí en su fan incondicional. Lo cual no es nada original. Le ha sucedido a muchísimos lectores, fascinados como yo por ese juego incesante del absurdo  existencial. Esos laberintos surrealistas que han generado la condición de "kafkiana" a cualquier situación absurda o inexplicable. Y después llegó Milán Kundera (1929-?) que en 1984 publicó La insoportable levedad del ser. Fue su quinta novela, pero se considera que es su obra maestra. Es decir, que si a la obra de estos tres escritores esenciales añadimos el cine de Milos Forman y la música de Dvorak, ya tenemos un curso básico de cultura checa. Yo he tenido mucha suerte porque en 1964 pude ver Pedrito de mala suerte y al año siguiente Los amores de una rubita, las dos primeras películas de Forman. Después, como sabemos, se fue de su país y continuó su carrera en otros países, sobre todo USA. Para cerrar el cursillo básico de cultura checa, la última noche en Praga fuimos mi compañera y yo al hermoso teatro que llaman "La Casa Municipal" y escuchamos la Novena Sinfonía de Dvorak, conocida como La Sinfonía del Nuevo Mundo, por la Orquesta Sinfónica  Bohemia de Praga. Unos días estupendos. Pero no todo es color  rosa en estos tiempos en Europa. Al contrario el Viejo Continente se estremece con los horribles atentados terroristas que siembran el pánico y originan centenares de muertes, la separación de Inglaterra de la UE, los miles y miles de emigrantes procedentes de Africa que llegan cada día a las costas europeas, y la crisis y el desempleo en buena parte de continente. Tiempos complejos. Muy complicados.  

martes, 28 de junio de 2016

SOBRE VENCEDORES Y VENCIDOS

Ahora tengo un gato en casa. Hace media hora cazó un ratón en un rincón de la terraza. Lo mató y se puso a jugar con el cadáver como si fuera una pelota. Supongo que no tiene hambre. Cazó sólo para entrenar su instinto. Me dio mala impresión su juego. Pensé que podría destripar al ratón y regar por el piso todas las vísceras y la sangre. Sería asqueroso. Se lo quité. Lo tiré en la basura y se puso furioso. Lógico. No quería soltar su trofeo. Quién sabe qué ideas retorcidas tenía. Bueno, en la TV pasan un documental de dos cubanos muy viejos que fueron soldados de USA en la Segunda Guerra Mundial y cuentan las atrocidades en las que  participaron de un modo u otro. Lo narran con detalle. Lo que sucedió en cada ciudad francesa desde que desembarcaron en Normandía hasta que llegaron a París. Cómo ametrallaban a los prisioneros porque no podían cargar con esa impedimenta y además no tenían comida ni agua para compartir. Hasta las decenas de niños y mujeres muertos. Los heridos que tenían que dejar atrás. Todo. Lo cuentan todo. Despacio. Con detalles. Se encogen de hombros y dicen "Es la guerra, es así". Y pienso: Suerte la mía no tener esos recuerdos sanguinarios en la mente. Suerte la mía que nunca he matado a nadie. Mientras fui soldado tuve un fusil Mauser de alta precisión, después una metralleta checa, después una AK. Y disparé muchísimas veces. Me gustaba. Me gusta. Tengo buena puntería. Pero nunca he matado a nadie. Al final los dos viejos dicen que la guerra es una mierda, pero no se arrepienten de nada.Y ahí se acaba. El gato ya se relajó y dormita. Creo que me voy a dormir. Está bien por hoy.

sábado, 18 de junio de 2016

VIVIAN MAIER

Nació bajo el signo de acuario el 1 de febrero 1926, en NYC. Sus padres, emigrantes judíos  en busca del American Dream. Ella francesa. Él austriaco. El padre los abandonó cuando Vivian era una niña. 
Dedicó toda su vida a la soledad y a cuidar niños por salarios mínimos. Tenía un hobby obsesivo: tomar fotos y películas en Super 8. Y creo que sufrió de una eterna neurosis de tristeza infinita. Volcaba todo su amor en los niños que cuidaba. Intentaba entender algo. Dejó algunas grabaciones en las que habla sobre la vida y la muerte y que todo es como una rueda que gira incesantemente y hay que dejar paso a los que vienen detrás.
Murió en Chicago el 21 de abril 2009, en la indigencia, hurgando en los cubos de basura, según la recuerdan los vecinos. Algunos niños que cuidó, le pagaban el alquiler de un pequeño piso. Tenía 83 años cuando resbaló en el hielo. Se partió algunos huesos y poco después falleció. Su historia puede parecer triste y extraña. Y sí lo es. Pero al mismo tiempo es una historia típica de cualquier gran ciudad. Las grandes ciudades generan  soledad y desamparo, como todos sabemos.
La segunda parte de esta historia comenzó en  2007 cuando John Maloof, un joven aficionado a la historia, compró un archivo de negativos fotográficos en un mercadillo de Chicago. Pagó apenas 380 dólares. Lo revisó y vio que no era lo que necesitaba para cierto libro que proyectaba sobre la historia de Chicago. Lo puso a un lado y lo abrió nuevamente en 2009.Tenía más de 120 mil negativos y una buena cantidad de películas en Super 8 y de grabaciones de sonido. Imprimió algunas fotos y las vendió en internet. Un crítico reconocido lo alertó y entonces el joven Maloof inició un trabajo más profesional de impresión, digitalización, selección y cuidado del archivo así como de indagación sobre la extraordinaria fotógrafa newyorkina. Además, lo que no podía faltar, ha sido llevado a tribunales por el condado de Cook, Illinois, que reclama los derechos de copyright al morir Maier sin herederos.
Mientras tanto, desde 2010 se han hecho exposiciones en muchas ciudades y se han publicado libros con fotos maravillosas tomadas por esta mujer. Siempre fotos en la calle. Todo tipo de personas, desde indigentes hasta gente de clase alta, niños, policías. Todos están aquí. La comedia humana.
Ahora la Fundación Canal de Isabel II, en Madrid, expone 120 fotos y 9 películas Super 8. Acabo de verlas. Por supuesto, recordé a los grandes fotógrafos americanos a los que admiro: Diane Arbus, Weegee, Helen Levitt, etc.
Vivian Maier: una novela de soledad. Una mujer silenciosa, impávida ante el mundo, que alguna vez dijo: "Soy una especie de espía".  Hay que ver sus fotos y  agradecer su capacidad para convertir su neurosis y desamparo en una infinita interrogación filosófica y visual.

CENSURA

En una ciudad española cuyo nombre no quiero recordar celebrarán en junio un festival de poesía muy singular. Tienen una sección de poesía en la calle, o grafitis, algo así. Todo muy rompedor y moderno. Me invitan a que les envíe una frase "poética". Se comprometen a escoger algunas  para pintarlas en las paredes de la ciudad. Pienso un par de minutos, escribo una frase y se las envío en un email:    Estoy hasta los cojones de la corrección política.
No sé si será muy poética. Creo que no existen las frases poéticas y las frases antipoéticas. Pero al menos es sincera y contundente. Se lo piensan un poco y me responden que no la aceptan. Me piden otra. Sin cojones, se sobreentiende. Y allá voy yo, muy complaciente y les escribo dos. Pueden escoger la que más les guste:    Viva la incorrección política.
También puede ser:     Abajo la corrección política.
Me contestan un par de días después. Tampoco las aceptan. Quieren algo más educado, más flojo, más tonto, más imbecilizante. Claro, no usan esos calificativos, Me dicen que me ciña a la interculturalidad. Nada. Ni ellos saben qué coño es eso. Me dan dos días.  Les respondo todavía con mucha educación: "Gracias. Ya. Paso de ustedes porque veo que es inútil".
Por la noche un amigo madrileño -grafitero de toda la vida, por cierto- me dice:
-Tú eres medio gamberro. Lo que tienes que hacer es irte a ese pueblo  y por la noche pintas tú mismo todas las frases que quieras. Y ya. Pasa de esa gente.
Estoy en Madrid. Muy cerca del pueblo donde celebran el festival. Creo que es lo mejor.  Tomar la justicia con mis propias manos, y dejarme de quejas.

viernes, 3 de junio de 2016

ATRAPADO POR MAIGRET

Siempre me sucede: leo un poco de aquí y de allá y en algún momento estoy leyendo diez o doce libros. Por ejemplo, ahora mismo, acabo de leer Los restos del día, de Kazuo Ishiguro y tengo muy avanzada la lectura de dos libros de budismo: El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte, de Sogyal Rimpoché, y Develando los misterios del nacimiento y la muerte, de Daisaku Ikeda.  Al mismo tiempo leo fragmentos más o menos extensos de El Libro de quizás y de quién sabe, de Eliseo Diego. El Gatopardo, de Lampedusa. El viaje suicida, de William Styron. El mundo según Garp, de John Irving. El Arte de la Prudencia, de Baltasar Gracián. Infancia, de Nathalie Sarraute. Primer amor, últimos ritos, de Ian McEwan. Además me espera una caja con unos 15 libros del "British Team" de Anagrama, que amablemente me acaban de regalar en la editorial, y creo que sí los voy a leer todos poco a poco.  También anoche empecé a leer El ahorcado de la iglesia, de Georges Simenon. Y ya. Caí en la trampa. Tuve que hacer un esfuerzo para soltarlo y acostarme a dormir a eso de las 12 de la noche. Hoy seguiré en cuanto termine esta nota. Creo que nos sucede a todos. Simenon lo atrapa a uno. Tiene determinados resortes que no te dejan soltar el libro. Simenon era de Acuario, un tipo muy emocional e intenso. Alardeaba de haber tenido sexo con más de 30 mil mujeres...casi todas putas, añadía. Pero otros excesos si son absolutamente comprobables: Escribió 192 libros con su nombre y unos 30 con unos 27 seudónimos. Vendió unos 550 millones de copias en 55 lenguas. Según contó en muchas entrevistas tardaba dos meses en elucubrar una trama y después escribía en una o dos semanas. Cuando se puso mayor le subía mucho la presión arterial en los pocos días que dedicaba a escribir una de sus novelas. Tanto que el médico le obligaba a escribir sólo una novela cada seis meses. Lo cuenta, jocoso, en una excelente entrevista que le hicieron en The Paris Review. Simenon murió con 86 años, en Lausana, en 1989. Yo ahora -para ser sincero- estoy estudiando su técnica de escritura. Porque tenía un sistema, que aplicaba una y otra vez. Para eso se inventan los sistemas. Nadie desarrolla una metodología para después no aprovechar su invento. Lo mismo hicieron Agatha Christie, Patricia Higsmith, y todos los grandes escritores de thrillers. Así que sólo por diversión estoy leyendo con el bisturí en la mano. Haciendo una disección minuciosa de cada página. De cada párrafo. Y voy sacando detalles. Muchos. 

lunes, 30 de mayo de 2016

ALFOMBRAS EN LA LAGUNA

Uno de los más ilustres y aguerridos miembros de la Generación del 98, Miguel de Unamuno, dijo en su momento -1924-  que La Laguna es una calle oscura con un cura al fondo. Muy jocoso. Dicho en aquella época esa frase  le podía costar una buena temporada en la cárcel. De hecho, él padecía un destierro político en Fuerteventura, por ser demasiado irreverente con el dictador Primo de Rivera. Pero el tiempo pasa y generalmente las cosas siempre mejoran. Hoy La Laguna, ciudad montañosa de Tenerife, es Patrimonio de la Humanidad, de la UNESCO. Además, mantiene con fuerza singular las tradiciones católicas más tradicionalistas y recalcitrantes. El Centro Histórico de la ciudad, muy bien restaurado, celebró ayer domingo 29 de mayo la fiesta católica del Corpus Christi. Aquí se celebra de un modo muy curioso  porque la gente, de noche y madrugada, preparan estas alfombras de flores en las calles principales -todas peatonales- para que por la tarde las procesiones caminen sobre ellas. Ya hoy en día utilizan más bien arena y sal coloreada. También semillas, flores, cordones y otros materiales simples y naturales. Todas las religiones montan sus rituales, ceremonias, dramaturgias y escenografías. Esta me parece muy curiosa. Les dejo unas fotos.


martes, 17 de mayo de 2016

POESÍA VISUAL

 Estos poemas visuales son de Chema Madoz, uno de los más notables poetas visuales contemporáneos. Tiene un estilo muy definido. Generalmente construye un objeto, lo fotografía y lo que vemos siempre es la foto. Un trabajo exquisito, minucioso hasta el más mínimo detalle. Chema nació en Madrid en 1958 y recibió en 2000 el Premio Nacional de Fotografía. Ahora tiene una gran exposición, estupenda, en la Fundación Caja Canarias, de Tenerife.
En un video que se pasa en un saloncito, aparece Chema intentando  comentar su trabajo pero lo más significativo es un fragmento de una entrevista a Julio Cortázar en la que dice: "Un poeta es el que no se contenta con ver las cosas de este lado y quiere verlas también desde el otro".
También habla Chema de la notable influencia que tuvo en su trabajo Joan Brossa, el gran poeta visual catalán, nacido en 1919 y fallecido el 30 de diciembre de 1998. Y marco bien esta última fecha porque estuve en Barcelona por primera vez a principios de octubre de 1998, para presentar la Trilogía sucia de La Habana, publicada por Anagrama. Me quedé una semana en la ciudad. Un amigo me consiguió el teléfono de Brossa porque yo lo admiraba desde hacía mucho tiempo y quería saludarlo y decirle que en la lejana Habana tenía un admirador fanático. Pero pudo más la timidez. Siempre me molesta mucho tocar a la puerta de un escritor o de un artista para decirle que soy su fan. Me parece violento. El caso fue que me dejé arrastrar por la estúpida timidez congénita que padezco desde siempre. Al año siguiente, 1999, de nuevo estaba yo en Barcelona, ahora para presentar El Rey de La Habana. Entonces sí  me decidí y le pedí a un amigo que me acompañara, que estaba decidido a llamar a Brossa y si él lo permitía iría a visitarle. No. Ya era tarde. Hacía casi un año que Brossa había fallecido, con 79 años.
Moraleja: Es preferible caer pesao a dejar que la timidez gane terreno.
En notas anteriores en este blog he puesto algunos de mis poemas visuales recientes. Pondré otros en los próximos días. Prometido.                      

martes, 10 de mayo de 2016

YO Y LOS OTROS

Esta foto la tomé hace unos días en el Ten Cent de Obispo, en La Habana Vieja. La escena me recuerda mi primera  infancia, que transcurrió en el bar "El Camagüey", en Pinar del Río. Ahora faltaba la victrola y los boleros, pero había un altavoz metiendo tremendo reguetón. Me tomé un par de cervezas mientras revisaba una nueva edición de un pequeño libro de Eliseo Diego: El libro de quizás y quién sabe, Ediciones Unión, La Habana, 2015. Es una reedición, la primera es de Letras Cubanas, 1989. Compré el librito en una librería cercana. El reguetón no me dejaba concentrarme. Cuando llegué a casa leí con cuidado un pequeño ensayo de Eliseo, titulado Necesidad de la poesía, que escribió en 1983  y fue publicado en la revista Revolución y cultura, en su primer número de 1984. 
A todo escritor le satisface escuchar a los lectores comentar sobre sus libros. Cada uno ha realizado su propia lectura y por tanto ha fijado su atención en algunos puntos específicos. Es decir, cada lector reescribe el libro y de ese modo lo hace suyo. Yo siempre escucho o leo los comentarios que me hacen y me quedo tranquilo. No discuto, no riposto. Tampoco ronroneo de placer con las lisonjas. He llegado a un punto de inmunización y sobre todo de comprensión. Así que pongo mi ego a un lado y acepto y agradezco plácidamente todos los comentarios. Agradezco tener tantos lectores apasionados y comunicativos. 
A propósito de todo esto, extraigo unos pocos párrafos del ensayo de Eliseo Diego: "...llegamos al punto para mí fundamental: el concepto de necesidad. El arte es a un tiempo una necesidad y su respuesta -como el hambre presupone el pan que la satisface, o la sed el agua.
"Ahora bien, ¿necesidad de qué? Pues de comunicarnos -de formar parte por el ser o el saber- del misterio o el enigma de la realidad que nos rodea y cuyo ápice es la psique humana en sus aspectos de conciencia y efectividad. No hay cuento fantástico tan fantástico como el simple hecho de vivir.
"Todo escritor que lo sea de veras escribe porque tiene necesidad de hacerlo. Ha tenido un atisbo, un vislumbre de la realidad que lo rodea, y debe comunicarlo a otro -recibir de ese otro la confirmación que es el consuelo supremo: "sí, es así, tal como lo has visto". Por eso es más que un gusto exquisito. Por eso no hay tema humano, por grotesco o "feo" que nos parezca, que no sea objeto de la poesía. Porque obedece a una misma necesidad de conocimiento. De aquí que un poema -o una novela, o lo que sea- no resulte jamás  un acto solitario, sino un acto de creación, a dos -el que crea y el que re-crea. Importa tanto lo uno como lo otro. De aquí también la necesidad social del arte".

domingo, 1 de mayo de 2016

SEXO EN LA CALLE

Esta foto está tomada de un video que circula hace días en varios sitios de internet dedicados a temas cubanos. Es una pareja templando libremente, a plena luz del día, en el boulevard de San Rafael, en Centro Habana. Lamentablemente no los vi personalmente porque me gusta el porno. No me excita demasiado. No soy pajero. Soy cabillero. Me gusta dar cabilla. Pero el porno es un entretenimiento. Puede ser tan entretenido como coleccionar sellos,  bailar en ruedas de casino o ir a los conciertos de la Sinfónica Nacional. 
Es decir, no le doy mayor importancia. Es sólo un aspecto más de la vida. Es moral para la gente de mente amplia e inmoral para los pueblerinos de mente estrecha y aldeana. Ya sabemos que se puede convertir en vicio y entonces sí daña y trastorna.
He visto decenas de parejas haciendo ésto mismo y más, en locales cerrados en Tijuana, Madrid (en las porno shop de la calle de La Montera), en Viena, en Alemania, en Amsterdam, y un largo etcétera. Menos en Cuba donde el porno está prohibido y es ilegal desde 1959. Sólo que normalmente, en el mundo mundial, estos shows se montan en locales cerrados para poder cobrar la entrada.
Estos muchachos cubanos lo hacen gratuitamente en la calle porque todavía el capitalismo no se les ha metido bien en la sangre. Cuando el bichito diabólico del dinero los penetre yugular adentro ya se acabará el show gratis. ¡A cobrar! Con derecho a masturbación. En  el mismo local te facilitan las servilletas. Ya llegaremos a ese momento, sólo es cuestión de tiempo. 
Es evidente que es una apuesta callejera. ¿Se atreven  o no se atreven? Apostaron y vamos palante. Supongo que los dos protagonistas cobrarían algo. Porque el negrito y la jabá no tienen cara de tontos. Todo lo contrario. Se ve que son dos callejeros despabilaos, que viven en la zona límite de la vida, al borde de la línea oscura. Personalmente me caen bien. Son de los que se arriesgan y viven sin miedo.
Todo esto me recuerda a Gunila 94. En pleno período especial. Febrero de 1994. En el teatro América, en Galiano, se hace un Festival de transformistas, en homenaje a Gunila, uno de ellos, fallecido poco antes víctima del sida. Era un proyecto muy democrático de la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas) para revitalizar aquel teatro con grupos muy diversos. Vivo cerca del teatro y me enteré por casualidad. Aún no había teléfonos móviles en Cuba pero la comunidad gay estaba allí en pleno. Se comunicarían por señales de humo, no sé, pero allí estaban aquella noche desbordando el teatro. El único periodista cubano era yo. Toda la prensa extranjera presente. Para la prensa cubana aquel festival nunca existió. Bueno, creo que para la prensa cubana todo el período especial jamás existió. Violín y más violín durante todos esos años. Y siguen. Cómo les gusta dar violín.
Los transformistas eran maravillosos. Sencillamente extraordinarios. Primero se les veía como hombres y después de una hora de maquillaje en los camerinos salían de nuevo al escenario transformados, cantando y alegres. ¡Era increíble! ¡Tremendos artistas! Al otro día gran discusión con la directora de la revista donde yo trabajaba como periodista. Yo quería hacerles un reportaje. Y ella que no, que era mejor olvidar eso porque el partido provincial, y concretamente su secretario general, estaba berreao por aquel libretazo de la UJC. Estuvimos discutiendo días y días. Yo le recordé el teatro griego, el teatro Noh japonés, el isabelino, Es decir, que hay una larga tradición de hombres disfrazados de mujeres en escena. Nada. Jamás pude publicar una línea. Otra gota de amargura en mi copa. 
No obstante, una pequeña aclaración: Los obstáculos, los enemigos, los conflictos, me fortalecen. Así que al final agradezco todo. No guardo rencores ni amarguras. Al contrario, agradezco, porque todas aquellas broncas de esa época con Caridad, mi adorada directora, me endurecían más y más y eran un entrenamiento para pasar a otra etapa de mi vida. Éramos como un matrimonio mal llevado. A veces hasta nos pasábamos varios días sin hablarnos ni saludarnos. Nos ignorábamos mutuamente. Hasta que ella me llamaba -dulcemente, era hija de Ochún- y me encargaba algún trabajo. Y seguíamos adelante. Era una mujer muy inteligente. Me encargó algunos reportajes complicados sobre el racismo en Cuba, sobre jineteras, sobre el alcoholismo y otros temas escabrosos. Y ahí están, publicados en blanco y negro. Así que siempre he pensado que ella hacía lo que podía. No sé. Creo que en el fondo nos teníamos cariño a pesar de todo.

miércoles, 27 de abril de 2016

LOLA DEL CASTILLO


Todo empezó en los viajes. Aeropuertos, estaciones de trenes y autobuses. Grandes espacios. Luces y sombras. Enormes ventanales que dan al exterior. Gente apresurada, de paso. Espacios que no son de nadie y son de todos. Y empezaron a surgir cuadros. Después los mercados. Sao Paulo, Lisboa, Barcelona, Dresde, Londres, Málaga, Baelo Claudia, y no sé cuántas ciudades más.  Poco a poco había más y más cuadros, pintados casi siempre al atardecer. En el silencio. Cuando apenas quedan una o dos horas de luz. No es una tarea, no es un proyecto. Es una necesidad. Lola pinta lo que vio hace unos días. Tomó fotos. Algún boceto a lápiz es suficiente para recordar las esencias. No se trata de captar detalles.No es necesario ser minucioso. Molestaría ser minucioso ya a estas alturas. Grandes planos de luz y sombras y unos pocos colores lo definen todo.
Después Lola paseaba por las tardes por el Matadero de Madrid. Muchas veces. Volvía siempre. Allí apenas limpiaron las huellas de la sangre.  Los berridos de los animales sacrificados todavía están impregnados en las paredes. Es un lugar sanguinario. Han dejado las naves con toda la brutalidad de entonces. Hay cierta magia, tenebrosa. Tinieblas. Un espacio oscuro, con pocas luces.  Lola hizo un video. La gente entra y sale a través de gruesas cortinas de plástico opaco. Ya no hay sangre. Ahora hay música, cine, exposiciones, teatro. Se ha transformado el lugar. 
Después, en Cuba, vino la fascinación por los extraños muñecos de yeso. El kistch. Los muñecos baratos. Es una tradición. Adornos de la gente más pobre. En los campos sobre todo. Remedos lejanos de las porcelanas finas de los ricos. Años cargando muñecos desde Cuba. Algunos sobrevivieron a los golpes  que reciben las maletas. Y entonces se produjo el choque. Una explosión entre un modo y otro de ver el mundo. Un estallido entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Todo eso está aquí, en esta exposición. Años de observar y reflexionar. Todo aquí. Concentrado. La exposición se llama Zona Uno y se exhibe en el Convento de Santo Domingo, en La Laguna, Tenerife. Hasta el 26 de mayo 2016.