Mi casa

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© Héctor Garrido

lunes, 19 de noviembre de 2018

LIBROS INVENDIBLES

Las librerías cubanas están sobresaturadas de libros invendibles. Hace años que se publican demasiados títulos que no atraen la atención de los lectores. La industria del libro está subvencionada. Una editorial nunca quiebra y desaparece aunque venda muy poco. Lo bueno es que los libros valen como promedio medio dólar.  Un precio que nadie se imagina en el mundo de hoy donde el precio promedio de un libro es de 20-30 dólares y se hace inaccesible para las mayorías. Pero en Cuba como se publican tantos libros sin interés pues la gente compra poco y se va perdiendo el hábito de lectura. 
De esto nadie habla. Hay como un triunfalismo, sobre todo cuando en febrero se acerca la feria del libro y entonces sí hay unos cuantos títulos atractivos que los lectores persiguen, más los libritos infantiles.
Hay que añadir la invasión de teléfonos móviles, internet, telenovelas, en fin, lo que todos sabemos y que es un fenómenos mundial, y que contribuye a que la gente lea menos.
Los editores cubanos hacen todo lo posible por buscar buenos libros y se esmeran en publicarlos, pero lo cierto es que consiguen poco. Ante esta realidad hace años que se desarrolla toda una industria clandestina del libro. Trilogía sucia de La Habana y El Rey de La Habana hace años que se venden de este modo. También algunas novelas de Padura y muchos libros de astrología, autoayuda y otros títulos que consideran comerciales. Nadie pregunta dónde se imprimen, cómo roban el papel y los materiales, quién lo hace. Parece que a nadie le interesa que le roben los derechos de autor a los escritores, que roben papel y materiales, en fin. Lo mismo que sucede con los CD piratas de música y películas. En un país donde se pasa tanto trabajo en áreas más esenciales como la alimentación, la educación, la salud, el transporte, el empleo, los bajos salarios, y un largo etcétera, supongo que no tiene mayor importancia esto del pirateo de libros y CD. Después de todo, esta industria del pirateo cultural es muy perseguda en los países ricos pero en nuestra pobreza creo que viene  bien porque de lo contrario habría todavía menos que leer y escuchar.
Como decía antes, los editores (de las editoriales legales) se esfuerzan y a veces logran publicar cosas buenas y algunas muy buenas. Editorial Capiro, de Santa Clara, publicó en 2017 El Camino de Chuang Tzu, que es una joya.
Chuang Tzu escribió estos poemas filosóficos hace 2500 años aproximadamente, en China. Thomas Merton (1915-1968) fue un monje trapense (en la foto arriba), poeta y pensador. Escribió varios libros que se siguen leyendo por minorías exquisitas nunca por mayorías domesticadas. Merton, que no sabía chino, hizo una versión del libro a partir de traducciones del inglés, francés y alemán.  Hizo una versión en inglés. Ahora lo leemos traducido al español. Sin embargo, de este enredo de lenguas y traspases ha salido un libro espléndido.
Esta pequeña nota es sólo un pretexto para copiar dos momentos del libro que me gustan mucho. Primero este de las páginas 110-111
Un hombre sabio ha dicho:
    "Aquel que está contento consigo mismo
      ha realizado un trabajo carente de valor.
      El éxito es el principio del fracaso.
      La fama es el comienzo de la desgracia".

Quien puede liberarse del éxito
y de la fama, descender y perderse
entre las masas de los hombres,
fluirá como el Tao, sin ser visto,
se moverá con la propia Vida
sin nombre ni hogar.
Él es simple, sin distinciones.
Según todas las apariencias es un tonto.
Sus pasos no dejan huella. No tiene poder
            alguno.
No logra nada, carece de reputación.
Dado que no juzga  a nadie,
nadie lo juzga.
Así es el hombre perfecto:
su bote está vacío.
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Y este otro fragmento, de la página 133:

"Si persistes en intentar
alcanzar lo que jamás se alcanza,
(es el regalo del Tao);
si insistes en esforzarte
por obtener lo que ningún esfuerzo puede
              lograr;
si insistes en razonar
acerca de lo que no puede ser comprendido,
serás destruido
por aquello que buscas.

"Saber cuándo detenerse,
saber cuándo no puedes llegar más allá
por tus propios medios,
¡esta es la forma correcta de empezar".
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