Mi casa

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© Héctor Garrido

lunes, 18 de diciembre de 2017

DEVOTOS QUE DAN MIEDO

Hay una buena noticia: todavía quedan en el mundo algunos buenos lectores. Esto es casi un milagro en un mundo cada vez más contaminado y controlado por internet. Ya otras veces me he quejado por este dilema, inevitable, que podría acabar definitivamente con la literatura. Pero no quiero seguir por ese camino tan oscuro y fúnebre. Me da miedo pensar que dentro de cien años (¿o menos?)  tendremos sólo gente con mentes tecnocráticas, uniformadas, globalizadas, sistematizadas por la tecnología... para regocijo y beneficio de muchos gobernantes que se acercan más al facismo de lo que nos atrevemos a pensar y a reconocer. Esos gobiernos que detestan y reprimen a los escritores y a todo el que piensa y se expresa con criterios propios.
Un fan colombiano (en esta época de Navidad vienen a Cuba muchos periodistas y fans y yo abro huecos para encontrarnos y conversar) me ha traido unas revistas el malpensante. En una de ellas hay una entrevista que Renée Kantor hace a un personaje curioso: Jean-Pierre Bernés, de 74 años, traductor y editor jefe de las Obras Completas de Jorge Luis Borges en la colección de referencia Bibliotheque de La Pleiade, considerada el Olimpo de la Literatura Mundial. Si  tienes un libro en  La Pleiade ya eres un Dios... para el mundillo canónico-académico, occidental y rico, se entiende. Los demás somos normales. 
El señor Bernés es un aristócrata francés, momificado en su alcurnia, que vive solo y en silencio en una mansión fastuosa cerca de Burdeos, en el sur de Francia. Tiene un hermano, ambos solteros y sin hijos, y una hermana, monja benedictina en la Abadía del Bec-Hellouin, en el norte de Francia.  Bernés tiene en su casa un museo privado dedicado al gran escritor argentino. Es un devoto de San Borges. Jubilado del servicio exterior francés, dedica toda su energía a difundir y exaltar la obra de Borges. Ha escrito un libro titulado J. L. Borges: la vie commence. Y escribe otro sobre la intimidad de Borges "...pero lo haré en un libro que será publicado después de mi muerte. ¡Que algunos se preparen en sus tumbas para leer lo que voy a contar!", amenaza en tono jocoso-severo.
Borges y Bernés se conocieron en Buenos Aires en 1975 y -cuenta Kantor- desde entonces sostuvieron una amistad profunda...lo que incluyó un pleito judicial (después de fallecido Borges) con la Kodama, viuda de Borges. Parece que Borges se quejaba de que hoy en día no conocemos nada de la intimidad de Dante, Cervantes, Shakespeare y muchos más.  Y quería que se conociera su vida privada.
Esto último lo dudo muchísimo aunque lo diga el señor Bernés porque lo cierto es que los escritores que somos un poco conocidos y muy entrevistados hacemos todo lo contrario: Decimos pequeñas mentiras y desplegamos cortinas de humo para proteger nuestra intimidad.  La idea es confundir al periodista, dejar huellas y pistas falsas, de modo que nunca conozcan la verdad verdadera. ¿Para qué ese exhibicionismo de payaso barato? Lo importante es la obra, los libros, lo que queda, si es que queda algo. Y no los chismes sobre la vida íntima. Aunque sea difícil de comprender, un escritor conserva una reserva de pudor, aunque es cierto que la mayor parte del pudor ya se ha disuelto en lo escrito y publicado.
El señor Bernés es un devoto de los que dan miedo, se pasa de buen lector y admirador. El periodista describe la habitación dedicada a Borges en el palacete de Burdeos: "Estremecedor. Es la entrada a un altar pagano y fervoroso. Un banquete borgiano: paredes tapizadas de gigantografías del gran escritor, libros, recortes de entrevistas, artículos, afiches, fotografías  de él junto a Borges, partituras de tangos y milongas". Bernés se refiere al escritor como  "el hombre que cambió mi vida".
Si Borges resucita y ve todo eso se caga de miedo y se re-muere en un segundo, asustado el pobre viejo. Ese tipo de lectores me aterran y de que los hay los hay. No digo más.