Esta foto la tomé hace un par de días desde la playa de Guanabo, en La Habana. Son las colinas de Villarreal, situadas a unos 25 kilómetros al este de la ciudad. De lejos parecen dos edificios enormes situados sobre las colinas. Pero no. En realidad son dos gigantescas antenas receptoras de señales de TV procedentes de USA. Se situaron ahí más o menos en 1955, en plena Guerra Fría, cuando USA desplegaba una intensa campaña mundial para imponer su naciente tecnología de TV en todo el mundo. La URSS también intentaba colocar su propia tecnología. Ambos se lo tomaron muy en serio. Pero, como ya sabemos, USA ganó con gran ventaja. Estas enormes antenas permitían recibir la señal sobre todo de las trasmisiones del beisbol de las Grandes Ligas y del boxeo profesional, a 10 rounds, del Madison Square Garden, de NYC. Ya en una entrada anterior en este blog, titulada BOXEO, escribo sobre aquellos programas sanguinarios que yo veía cuando tenía entre 5-8 años en el televisor de una vecina. Creo que ese boxeo dejó su huella en mi espíritu. No lo creo. Estoy seguro.
Han pasado 60 años. Se dice rápido. Esas enormes antenas hoy son sólo un recuerdo. En su momento fueron tecnología de punta, hoy son objetos de museo. Hace un par de semanas, durante la visita de Obama todo fue más sencillo. Vivo en Centro Habana, en el tope de un edificio alto, con unas terrazas amplias y panorámicas sobre la ciudad y sobre el mar. Pues bien, dos días antes de llegar Mr. Marshall, digo, perdón, Mister Obama, llegaron dos o tres técnicos americanos, desplegaron una pequeña antena de un metro y medio de diámetro, la enfocaron hacia un satélite, la conectaron a una lap top. Y listo. En cinco minutos y sólo con un destornillador, resolvieron el problema. Poco después llegó un equipo de periodistas de alguna emisora norteamericana de TV, se conectaron y por allí mandaban su señal en vivo hacia USA. La antena fue usada por varios equipos de TV que andaban por la calle buscando las noticias y sólo subían a la azotea unos minutos para trasmitir vía satélite.
Y por cierto, hablando de tecnología de punta, hace dos meses exactamente que no podía actualizar este blog porque en La Habana no lograba acceder al gmail. Así de simple. Todo es relativo.
Feliz de lê-lo de novo, Pedro Juan. Um abraço português.
ResponderEliminarCreí, que habías contraído alguna enfermedad venérea o muerto. Y por eso no escribías, me alegro que el problema fuera algo intrascendente como la falla en el internet.
ResponderEliminarSaludos, ya llegó a México tu libro "Rey de la Habana" mi favorito. Me gustaría que publicaran tus poemas en una recopilación. No sabemos nada, mejor fluir. Un tabaco, con hachis y ron.