Mi casa

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© Héctor Garrido

jueves, 15 de septiembre de 2022

CONSEJOS DE CHEJOV

 

Anton Chejov (1860 - 1904) nunca escribió ensayos sobre el oficio de escribir, ni dio clases de escritura creativa. No creía en nada de eso. Estaba convencido de que un escritor se hace sólo con su esfuerzo personal, con su talento, con su disciplina y amor por el oficio. No hay otro modo.
Pero siempre hay sorpresas. Ahora Alba editorial, de Barcelona, acaba de publicar un librito editado por Piero Brunello, profesor de Historia en la universidad de Venecia. 
Este señor ha entresacado de las cartas escritas por Chejov, unos 99 apuntes sobre el oficio.
Es como un Vademecum sobre el tema. Por ejemplo: "Dios mío, no permitas que juzgue o hable de lo que no conozco o no comprendo".
En otra: "Se lamenta usted de que mis personajes sean tan tristes. ¡Ay, no es culpa mía! Me salen así sin querer; cuando escribo no tengo la impresión de que mis historias sean tristes..."
Y más adelante; "No pulir, no limar demasiado; hay que ser desmañado y audaz. La brevedad es hermana del talento".
"Lo he visto todo; no obstante, ahora no se trata de lo que he visto, sino de cómo lo he visto".
Y así podría seguir. Lo curioso es que a medida que leo estos apuntes comprendo que yo también he ido llegando a esas conclusiones. Poco a poco, a lo largo de toda una vida dedicada al oficio de escribir. 
Hay que aprender a escribir, aunque no se puede enseñar a escribir. Parece contradictorio pero no lo es. Uno aprende solo, sin prisa y al final llega a conclusiones como éstas que Chejov expone en algunas de sus cartas. Me ha sorprendido este descubrimiento. De Chejov siempre se aprende. Hay que releerlo.

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