Alejo Carpentier es, sin dudas, el escritor cubano que con más recelo y éxito preservó su vida privada de miradas indiscretas.
Nunca habló o escribió sobre su infancia, marcada por el abandono traumático de su padre, quien se "perdió" para siempre cuando él era un niño y vivía en el campo (Loma de Tierra), cerca de La Habana. Tampoco se refirió jamás a la precaria situación económica en que quedaron él y su madre. Se sabía muy poco sobre su vida en París de 1928 a 1939, adonde fue a trabajar intensamente y a abrirse paso.
Cuando murió en París en 1980, a los 76 años, había nacido en 1904, era agregado cultural de la embajada cubana en Francia desde hacía muchos años. Su viuda, Lilia Esteban Hierro -Marquesa de Esteban, y nieta del inefable y matancero Marqués de Esteban- preservó con Fierrus Manu o Manu Militari, como prefirais, el archivo del escritor, y creó en La Habana la Fundación Alejo Carpentier.
Lilia murió en La Habana, a los 95 años, en 2008. Entonces los investigadores pudieron acceder al anhelado archivo y rápidamente, en 2010, la editorial Letras Cubanas publicó una bomba: Cartas a Toutouche. Es la colección de cartas que Alejo escribió a su madre desde París. Ella vivía precariamente en La Habana y sobrevivía dando clases de piano. Ahí vemos por primera vez a un Alejo humano, con luces y sombras. Un hombre normal, con ambiciones, deseos, miedos, angustias, valor, carácter, rigor, ilusiones, accesos de melancolía y tristeza. En fin, un hombre como todos y no un mito santificado e intocable.
Cuando comienza la Segunda Guerra Mundial, en 1939, Alejo regresa a La Habana, donde vive de 1939 a 1945. Trabaja escribiendo guiones de radio, organiza eventos de música y hace de todo un poco. Se divorcia de su primera esposa y en 1941 se casa con Lilia.
Después vive en Caracas, de 1945 a 1959. Ya en ese año regresa a La Habana, ocupa varios cargos oficiales en la revolución, entre ellos Director de la Imprenta Nacional recién creada. Ahí prestó un excelente servicio a la labor editorial de libros ya que en Cuba nunca habían existido editoriales de esa envergadura. Después fue agregado cultural en París hasta su muerte en 1980. Por cierto, según me dijo hace poco un reputado y serio investigador de literatura cubana, en ese momento estaba propuesto para el premio Nobel, con grandes posibilidades de obtenerlo. Pero La Parca se adelantó a los académicos suecos.
En 2013, Letras Cubanas publicó el Diario (1951-1957) de Carpentier en Caracas, libro que aporta un poco más al conocimiento de la vida del escritor. Este Diario lo escribió de un modo inusual: en hojas sueltas, a máquina, con una o dos entradas al mes. A veces pasa meses sin escribir nada. Se refiere sobre todo a comentar libros que lee, música que escucha, encuentros con amigos, opiniones sobre los manuscritos en que trabaja, ideas para novelas y relatos. Muy poco, casi nada, sobre su vida íntima. A veces anota unas palabras sobre tristezas y angustias "inexplicables".
Al Diario, explican los editores, le faltan páginas que, obvio, fueron sustraídas, y hay tachaduras. Los editores creen que él lo escribio con todo ese cuidado para poder publicarlo algún día. De ahí que sea comedido y deje fuera su vida privada. Llama la atención que en las páginas 167 - 169 expone algunas ideas personales sobre la prostitución y las prostitutas, algo asombroso en este hombre que tanto se esforzó en mantener su imagen pública de hombre equilibrado, ordenado, sistemático y cultísimo.
Lo cierto es que he disfrutado mucho leyendo este Diario que abarca el período en que él escribe El acoso, Los pasos perdidos, El Camino de Santiago, y además comienza la gestación y escritura de su obra maestra El siglo de las luces.
Ahora, en 2018, Letras Cubanas publicó otro libro extraído también del archivo del escritor: Recuento de moradas. Pero no lo he podido encontrar hasta ahora. Cuando menos lo piense lo veré en un rincón de alguna librería de barrio. Es así en este país imprevisible. Paciencia, mucha paciencia, como decía Chan Li Po.
Si de misterios se trata, amigo Pedro Juan, te recomiendo leer a B. Traven, "Macario", sin duda un libro excelente aunque seguro ya lo conoces. Saludos desde México.
ResponderEliminarLo del marquesado de Esteban es una ficción que Lilia Esteban jamás negó sino que daba la impresión que dejaba creer a los demás. Pero tal marquesado no existió.
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