Cada día creo más en la Ley de Atracción Universal. Al día siguiente de escribir el post anterior encontré en un rincón de una librería de uso, cerca de mi casa en Centro Habana, el libro Recuento de moradas, de Alejo Carpentier. Es muy interesante, podría ser un best seller en cualquier país hispanohablante, pero Letras Cubanas hizo la edición en 2017 apenas con dos mil ejemplares. Es decir, nada. De este libro podrían vender 50 mil copias en pocos días. En fin...el mar, como diría Guillén.
A lo que voy: Se trata de una autobiografía que Alejo comenzó a escribir en París en los años 30. Pero apenas escribió 124 páginas, que abarcan desde su nacimiento hasta que zarpa de La Habana en el vapor Espagne con dirección a Francia, el 15 de marzo de 1928. Tenía apenas 23 años. Una pena que no dedicara tiempo a terminar o al menos avanzar un poco más en este libro.
Los investigadores Armando Raggi y Rafael Rodríguez Beltrán hicieron un excelente trabajo de edición, con un documentado prólogo que ubica bien al lector en la desastrosa y caótica política cubana en las primeras décadas del siglo XX, es decir, el escenario en que se desarrolla Carpentier. Y además, una gran cantidad de notas a pie de página que informan y amplían con precisión cada detalle en el texto.
Aclaran además, con documentos legales, que Carpentier nació el 26 de diciembre de 1904 en la ciudad suiza de Lausana, con el nombre Alexis Carpentier Blagoobrásov. Sus padres eran el marsellés Georges Julien Carpentier y la rusa Ekaterina Vladimirovna Blagoobrásova. Ambos habían nacido en 1884. Los tres vinieron a Cuba en una fecha imprecisa entre 1908 y 1909.
Carpentier cae en la cárcel como preso político bajo la dictadura de Machado, por delito de rebelión, en julio y agosto de 1927, ya que era un activo revolucionario. Según el juez "...habíamos conspirado contra la seguridad del estado, aspirando a suplantar el gobierno constituido por una dictadura bolchevique". Tras 41 días de encierro es liberado bajo fianza en espera del juicio. Renuncia a su ciudadanía francesa para evitar que lo expulsaran del país como "extranjero indeseable" y organiza su fuga en un barco, para lo cual usa los papeles de identificación de su amigo francés, el poeta surrealista Robert Desnos. Además, como siempre tuvo tanta disciplina y pasión por el trabajo, en la cárcel comenzó a escribir su primera novela: ¡Ecué-Yamba-Ó! que se publicó en Madrid en 1933, "...de la cual he renegado desde entonces por motivos estilísticos". En esta novela usa mucha información sobre santería afrocubana, ñañiguismo, etc. recopilada hablando con otros presos que "...jamás hubiera podido interrogar de no haber compartido el mismo encierro".
Recuento de moradas se lee como una novela intensa y apasionante. Escrita sin pretensiones de "hacer literatura", utiliza una prosa rápida, precisa, efectiva, que nos arrastra sin poder soltarla hasta que termina abruptamente. El libro reproduce además fotos familiares y documentos legales inéditos. Por supuesto, Alejo no es totalmente sincero en estas memorias. Por ejemplo, siempre presenta como normales las relaciones con su padre pero en algunas de las cartas a su madre desde París (publicadas en Cartas Toutouche, ver post anterior) se desahoga y describe los maltratos y continuas humillaciones que el padre le hacía sufrir, "Por eso tengo un recuerdo abominable de mi infancia y adolescencia". Después de leer Recuento de moradas sentimos a un Carpentier mucho más humano y cálido. El archivo carpenteriano por suerte ha quedado íntegro en La Habana, así que podemos suponer que seguirá produciendo algo más. Por ahora agradecemos este nuevo regalo de los editores y la Fundación Alejo Carpentier.