Mi casa

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© Héctor Garrido

lunes, 14 de enero de 2019

BUSCADORES DE ORO

En esta época invernal proliferan los buscadores de oro, en la playa de Guanabo, al este de La
Habana. Esa foto que se ve a la derecha la tomé hace un par de días. Se acercaba una tormenta desde el norte. Ahora en invierno la playa cambia su aspecto porque las sucesivas tormentas provocadas por los frentes fríos hacen que la playa quede erosionada y salen a la superficie las piedras y el fango en casi toda la extensión del litoral.
Los buscadores son hombres y mujeres que dedican horas y horas cada día a revolver la arena y las piedras en la orilla.  Supuestamente hay personas que pierden cadenas, anillos y otras joyas  mientras se bañan. Las corrientes marinas arrastrarían esas joyas hacia las zonas pedregosas de la playa y allí están ellos buscando. 
Sólo actúan en invierno, de noviembre a marzo aproximadamente, cuando buena parte de la playa se convierte en una fea y deprimente extensión de piedras, basura, algas y medusas. Si uno les pregunta si encuentran algo siempre responden con optimismo: ¡Sí, como no! No dan su brazo a torcer por nada del mundo. Supongo que cada cierto tiempo alguno encuentra un pedacito de oro y eso les anima a seguir adelante. Creo que es un vicio, como jugar a la ruleta o comprar billetes de la lotería. Y ya sabemos que todo vicio envuelve la mente en una nebulosa. 
El sabio taoísta Lie Tse (siglo IV a.C.) en su libro Una guía taoísta sobre el arte de vivir, escribe: "Había un hombre que estaba obsesionado con hacerse rico. Un día entró en el banco e intentó salir con varios sacos de oro. Los guardas lo apresaron inmediatamente. Alguien que pasaba por allí dijo: "Sólo un loco pensaría en robar un banco en presencia de guardias armados".
"El hombre respondió: "Mi mente estaba tan obsesionada por el oro que no vi a los guardas".
"Con frecuencia se ve  a personas que tropiezan con muros o se caen en agujeros porque están tan ocupados en sus propios pensamientos que no ven lo que  está frente a nosotros, y las cosas que son obvias y claras para los que nos rodean son confusas para nosotros. Esto es muy peligroso".

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