Mi casa

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© Héctor Garrido

martes, 1 de julio de 2014

POST DATA A "NUESTRO GG EN LA HABANA"

Cuando cada libro que escribes es un pedazo de tu vida siempre tienes prisa por olvidar lo que has escrito. Pero es un proceso lento. Terminas un libro después de dos o tres años de escritura y 40 de pensar en él. Lo entregas, se publica, debes hacer la promoción que el editor te pide. Después se hacen traducciones. Los traductores a veces te preguntan algo, otras veces no. Según el interés que pongan. Tienes que viajar  a presentar las traducciones. Te preguntas si esa gente entiende realmente lo que has escrito sobre  el mundo del Caribe. Ya estás escribiendo otro libro y vas olvidando. Por suerte.
A veces  hay imprevistos simpáticos. Por ejemplo la primera edición de Nuestro GG en La Habana, la hizo Anagrama (Barcelona, 2004). Después, en 2006, se presentó la edición cubana durante un amable acto en la UNEAC. Al final, copas por medio, se me acerca un  señor sonriente y me dice:
-Qué pena que no incluyó lo de A.G. en la novela.
Aclaro: A.G. era una famosa y bellísima actriz de Hollywood, muy amiga de Hemingway, a quien visitaba con frecuencia en los años '50 en La Habana.  Vivía con pasión  y mucho alcohol  las noches habaneras de entonces. Era famosa, entre otras cosas, por bañarse desnuda en la piscina de Finca Vigía. Mary Welsh, esposa de Hemingway, hacía la vista gorda.
-No sé nada sobre esa señora.
-Yo tenía un tío, taxista en el Hotel Nacional y la trasladaba mucho. Por él sé lo que pasó entre ella y Supermán.
-Ah...
-Ella fue al Shangai a ver el show de Supermán. Se encaprichó. Se lo llevó a beber y a divertirse. Ya de madrugada regresaron al Hotel Nacional. Mi tío los llevó de aquí para allá en su taxi y después se quedó en la piquera del hotel porque A.G. le pedía que estuviera siempre cerca de ella.   Al amanecer unos empleados del hotel la bajaron. Ella sangraba y gritaba de dolor. La llevaron al hospital Calixto García donde tuvieron que suturar la herida con algunos puntos. Supermán... era demasiado brutal para aquella señora. La destrozó.
-Un poco fuerte.
-¿Y no sabes dónde está hoy Supermán?
-Supongo que se murió hace años.
-Sí. Los últimos años de su vida era jardinero en la Escuela de Medicina de La Habana. No tenía familia y se arregló para vivir allí mismo, discretamente, en una pequeña habitación. Parece que a cambio atendía el jardín. Cuando murió decidieron meter su  cuerpo en formol en la morgue de la Escuela, para las prácticas de los estudiantes. Pero dicen que  nunca lo han usado porque a todos les da pena descuartizar aquello que se ha convertido en un monumento fálico. Así que allí está, flotando eternamente, en un show infinito, el falo más descomunal y famoso de  Cuba.
Todos nos reímos y yo tengo pendiente una visita a la  Escuela de Medicina, concretamente a la morgue. Creo que no es muy agradable ese paseo así que me invento pretextos  y siempre lo dejo para mañana.

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