Mi casa

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© Héctor Garrido

lunes, 25 de mayo de 2015

PEQUEÑO REQUIEM POR CARLOS EMBALE

En los carnavales de Matanzas, en los años '70, yo bailaba guaguancó con Los Muñekitos de Matanzas. Ponían un escenario sólo para ellos en la playa de Los Pinos. Y yo iba todas las noches. Lo difícil era encontrar una compañera. Poca gente baila guaguancó. Un año tuve una novia, Carmita, que era muy buena bailarina y le gustaba. Inolvidable. Es una de esas cosas de la vida  que uno recuerda con una sonrisa y agradece. De muy niño viví un buen tiempo en un solar, en la calle Velarde, en la parte alta de la ciudad. Y todos los fines de semana había toques de tambor en la casa de al lado. A veces los toques duraban tres días, todo el fin de semana, porque alguien se hacía el santo. Supongo que ahí se me metió en la sangre esa música y los tambores yoruba. No tengo otra explicación porque mi familia era católica y no sólo detestaban la música africana sino que la veían como algo diabólico. Yo era la ovejita negra.
El resto del año no podía oir a Los Muñekitos porque no tenían discos grabados. No estaban prohibidos pero nadie los tenía en cuenta. No podían viajar fuera del país porque algunos tenían antecedentes penales, otros eran ñáñigos o abakuás (recordemos que la religión estaba prohibida en esa época). En fin. Los tenían apartados. Y su música era una curiosidad folklórica, antropológica, y nada más. Si desaparecían a nadie le importaba. 
Al menos no aparecían en las listas de PROHIBIDOS. Y me explico: Empecé a trabajar en Radio 26, en Matanzas, a fines de 1972. Más o menos una vez al mes, el ICRT nacional enviaba una lista con los músicos prohibidos. Eran listas largas. Con 40-50 nombres o más. Por ejemplo, el puertorriqueño José Feliciano estuvo años y años prohibido. Creo que había hablado mal de algún dirigente de la revolución cubana. Julio Iglesias, igual. Muchos años. Porque había dado un concierto en el Chile de Pinochet. Y así. Era fácil entrar en aquellas listas. Ahora todo esto suena extraño. Extraño no. Suena a imbecilidad total. Pero era censura. Funcionaba de ese modo. Y no revelo nada secreto. La lista se pegaba en la parte interior de la puerta del departamento de música. Y todo el que necesitara música para algún programa tenía que consultar la lista para no meter la pata. Y por supuesto, el jazz, el rock, Los Beatles, los Rolling Stones, etc, no existían. No es que no se pudieran usar. Es que no existían. 
Entonces, Los Muñekitos no estaban prohibidos pero estaban "fuera de  onda". A nadie se le ocurría poner un guaguancó en un programa, o una rumba o una columbia, un yambú. No. La onda era Mirta Medina, Raúl Gómez, Los Bucaneros, Beatriz Márquez, Pello el Afrokán, cosas así. Los Van Van que empezaban. Bueno y muchos más. En Cuba lo único que siempre ha sobrado es música y músicos. Entonces me aficioné a oir discos de Carlos Embale ya que no podía oir a Los Muñekitos. Carlos Embale era perfecto. Cantaba de todo: guaguancó, rumba, boleros, sones, de todo.
Mi amiga Dainerys Machado le hizo una entrevista hace poco a Felicia, de 87 años, hermana de Carlos, publicada recién en La Gaceta de Cuba. Ahí me entero que tenía  hecho el santo por Changó. Murió con 75 años el 12 de marzo de 1998, La Gaceta le dedicó entonces una nota: "...una repentina enfermedad le impidió seguir cantando en 1993 y poco después perdió el juicio. Entonces no era difícil encontrarle por las calles de La Habana Vieja pidiendo monedas". Al parecer el exceso de alcohol le hizo perder la cabeza y cayó en la indigencia. Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, le autorizó para que cada mañana  le dieran gratis el desayuno en el Hostal Valencia. Limosna insignificante para un artista de primera línea que había viajado en exitosas giras por Nueva York, Panamá, México, Japón, y muchos países más. Cantó con todas las grandes orquestas cubanas: Sexteto Boloña, Orquesta Melodías del 40, Conjunto Matamoros, Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro (en la foto que he insertado al principio), Orquesta Arcaño y sus Maravillas, y un largo etc.
Ahora Felicia le cuenta a Dainerys: "Mi hermano ganó a los 12 años en el programa de radio "La Corte Suprema del Arte", y a partir de ahí empezó a cantar. Estaba aprendiendo sastrería y ya cosía. Después fue estibador en los muelles, como mi papá y mis otros hermanos. En esa época se relacionó con las orquestas y empezaron a llamarlo para cantar. Cantaba de todo y muy bien. Lo mismo rumba que boleros. Tuvo seis hijos pero nunca tuvo suerte con las mujeres. Mi hermano fue un padre de oro. Su primera hija murió porque llegó a la casa y encontró a su mamá con un amante, y por lástima con su papá se envenenó". Fue una constante en su vida. Los engaños e infidelidades de las mujeres, que lo atormentaron y convirtieron su vida en una tragedia.
Al final murió en Guanabacoa, en casa de sus hijos. Felicia asegura que antes había estado ingresado en el hospital Amejeiras donde cantaba continuamente a petición de los otros pacientes y hasta de los médicos. El día del entierro en el cementerio de Colón lo despidió una multitud. Dice Felicia: "Fíjate que teníamos que enterrarlo a las tres de la tarde y llegamos al cementerio a las cinco. Por las calles tocaban rumba y le hacían homenajes y había que parar".
Creo que Carlos Embale tuvo, como Benny Moré y muchos otros, una vida atormentada, trágica y patidifusa. Un drama largo y enloquecido. Por suerte dejó grabados muchos discos que ahora han sido digitalizados y algunos se pueden conseguir en CD.  Fue un artista total y brillante pero nadie ha estudiado su vida y obra. No he podido encontrar una nota biográfica decente (lo que hay en wikipedia da pena) ni una lista de Discografía ni fotos con buena calidad. Nada. Sólo algunos comentarios de admiración y reverencia,  como este pequeño réquiem.  

3 comentarios:

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  2. Coño, que grata sorpresa Pedro Juan. Estaba curioseando en google sobre la relación de la historia del Supermán de La Habana que cuentas en la Trilogía Sucia, con la que cuenta la segunda parte de otra trilogía, la de El Padrino, en la escena en que Michael descubre la traición de Fredo. Así he descubierto el blog. Que bueno ver entradas frescas y jugosas. Ayer me terminé Animal Tropical, cojonudo también. Lo dicho, una grata sorpresa, saludos desde los Madriles de un andaluz gosador. Antonio (Descanse en paz Carlos Embale, por cierto, a ver si consigo algún disco suyo por aquí)

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  3. Gracias por traerlo del olvido Pedro Juan, merecidas tus palabra para un figura inolvidable de la cultura cubana.

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