Mi casa

Mi casa
© Héctor Garrido

viernes, 11 de noviembre de 2022

BROMELIA

 

Mi hija trae a casa una bromelia. En el centro tiene una espiga de un rojo encendido, rodeada de hojas verdes y duras. Transmite fuerza y vitalidad.
Le digo Parece una espada. En la etiqueta pone Origen Alemania. Me extraña.
Busco en internet. Sí. Bromelia es un género tropical americano de la familia... 
Pero es perfecta. ¿Cómo producen ésto en Alemania?
Y mi hija, distraída: Ya todo es posible. Tendrán viveros. No sé. La compré en el supermercado.
Guardo silencio y pienso que sí. Todo es posible. Por ejemplo, esto es un poema. Unos años atrás sería nada. Una idea. Una aspiración. 

miércoles, 2 de noviembre de 2022

CONSEJOS DE UN HOMBRE SERIO



  Con frecuencia me preguntan qué puedo aconsejar a los jóvenes que quieren ser escritores. Siempre doy la misma respuesta: Si pueden dedicar su vida a otra cosa es mejor que se olviden de la escritura. Un escritor con cierto éxito aparentemente vive en una encantadora zona de glamour. Gana buen dinero, es famoso, viaja continuamente y las muchachas (jóvenes y maduras), lo acosan para irse con él a la cama, le envían fotos desnudas, le preguntan si prefiere el pubis depilado o al natural, otra se hace un tatuaje en una nalga con una frase extraída de la Trilogía sucia de La Habana (antes hizo que el autor escribiera la frase en un papel “y ahora es como si tú hubieras escrito en mi piel”). Todas le confiesan sus pecados, son infieles a sus maridos con tal de probar al escritor erótico. Por supuesto, todas esas aventuras jamás las escribiré. Un caballero olvida. Es lo más adecuado. Es decir, todo muy bien.  Pero también es cierto el lado oscuro del asunto. Lo que escribía antes en términos de aritmética, se traduce en que una buena parte del tiempo uno vive encerrado en una habitación silenciosa y solitaria, conviviendo, dialogando, discutiendo, con gente nada recomendable: asesinos en serie, viejos locos, mujeres infieles y atormentadas, gente que vive en situación límite, desasosegados, agresivos, borrachos, cínicos, viejos deprimidos porque se han quedado solos al final de su vida. Esos son los personajes que generan situaciones dramáticas. La gente tranquila, buena, sosegada, que hace sus oraciones por la noche, que duerme nueve horas y no se desvelan y no tienen remordimientos ni se arrepienten de nada, no sirven para los libros. La gente equilibrada que no bebe, no fuma, y son vegetarianos y hacen yoga, no son útiles. Hay que buscar gente en el infierno. Le damos empleo a la gente mala y odiosa, a los perdedores, a los suicidas, a los que están al límite de sus fuerzas. Entonces se entiende que el escritor de vez en cuando quiera dejar atrás esa habitación habitada por demonios. Ese es el lado oscuro del oficio. Lo que se oculta. No hay que ir por ahí charlando sobre ese aspecto tremebundo del asunto. Lo más que uno hace es mirar muy serio a la cámara porque la sonrisa no aflora fácilmente. A veces uno está en Coyoacán, logra aclararse lo suficiente y después de presentar un libro se dedica a firmar mientras sonríe un poquito a esa señora elegante y enjoyada que ignora la cola de lectores y se  acerca  y aprieta las tetas, grandes y cálidas, a mi brazo disimuladamente mientras hace un selfi a mi lado y me pregunta, susurrando en mi oído, si todo lo que escribo es verdad. No espera por mi respuesta y me dice: “Quédate una semana más, de vacaciones en mi casa, no regreses tan apresurado a La Habana”. La miro bien, y sí es hermosa y elegante, me encanta. Me dice todo eso con un suave rumor y casi siento su lengua en mi oreja. Emite un aroma delicioso a Chanel 5 mezclado con endorfinas hipnóticas y un deseo irrefrenable. Como buenos mamíferos, la hembra emite sus olores cautivantes  y yo los capto en un segundo, como un toro salvaje. Sólo sonrío, la miro a los ojos y le digo: “Mi corazón rebosa de amor, qué pechos más tibios, y qué hermosos. Espérame a que termine de firmar  y hablamos”. Y ella: “Te espero y platicamos. Tengo todo el tiempo del mundo”. Y así ocultamos el lado oscuro. Y los pájaros que están en mi cabeza chillan. Pero nadie los escucha. Chillan y chillan.

Nota: La foto la tomó el fotógrafo italiano Giacomo Bruno hace unos días en el bar Casa Paco, en La Latina, Madrid.  Y el texto es un breve adelanto de un Diario que escribí durante algunos meses de la reciente pandemia de Covid 19.

martes, 1 de noviembre de 2022

CUBA INDÍGENA


 Durante toda la vida se ha repetido en las clases de Historia de Cuba que los pueblos originarios de la Isla (taínos y siboneyes), eran pacìficos, de baja estatura y no muy fuertes, vivían en cuevas y eran cazadores y recolectores básicamente. Durante siglos sufrieron los ataques de los Caribes, que eran caníbales y navegaban sin cesar por el mar Caribe buscando algún indio para el almuerzo. Curiosamente, el nombre del mar recuerda a los malvados y aventureros demonios y no a los buenos taínos y siboneyes. Piensen.
   En 1492, como sabemos, llegó Colón. Poco después los españoles, inventaron las "encomiendas" para poder esclavizar "legalmente" y en nombre de los Reyes, a los nativos. Mediante un trabajo extenuante, mala alimentación y maltratos, acabaron en cien años con todos los indios. Entonces empezaron a traer africanos, escogidos entre los más fuertes y resistentes y las mujeres más paridoras.
    Lo cierto es que no todos los indios se extinguieron o  suicidaron. Algunos escaparon a los intrincados bosques y, muy aislados, ocultos, lograron sobrevivir hasta el día de hoy. Y esta es la noticia: Quedan unos pocas personas, quizás unos cuantos miles, que tienen hasta una tercera parte de sus genes provenientes de los pueblos originales.
    Hasta ahora se decía que los cubanos somos una dinámica, alegre, sexy y maravillosa mezcla de ibéricos y africanos. Pues sí, pero hay más.
    Alejandro Hartmann, que, además de buen amigo, es historiador, antropólogo, Historiador de la ciudad de Baracoa (Ciudad primada de Cuba, fundada el 15 de agosto, 1511), ha dedicado años y años a investigar en más de treinta intrincadas comunidades del oriente del país y encontró suficientes rasgos faciales y corporales para decir que "son indios" esas personas.
     Hartmann, en busca de apoyos para ampliar su investigación, coordinó con el fotógrafo español radicado en Cuba Héctor Garrido, también buen amigo, además de emprendedor  creador visual muy original. Y, sin recursos, diseñaron y comenzaron un espléndido proyecto, en 2018. Enrolaron a genetistas  y otros investigadores. Buscaron recursos y los resultados son palpables ahora, cuatro años después. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y Ediciones Polymita, acaban de publicar un bellìsimo y útil libro con las fotos y resultados del proyecto.
    El tema había sido estudiado por unos pocos investigadores extranjeros, de la universidad de Harvard y otras, en la primera mitad del siglo XX, pero de un modo limitado y sin disponer de las modernas pruebas de Genética existentes ahora.
    Del amplio archivo que reunió ahora el equipo dirigido por Garrido y Hartmann, con pruebas de ADN se publican aquí unas 50 fichas. Por ejemplo, una señora, Almeida Ramírez Ramírez, nacida 17 de septiembre de 1956, vive en la comunidad La Ranchería, municipio Manuel Tames, en Guantánamo. La prueba de ADN dio como resultado que tiene 33,4% de sangre amerindia, 15,3% africana, 42,4% europeo, y 8,9% asiático. 
    Esos resultados, más o menos, los registran todos. Es decir que en estos 500 años se han ido mezclando con africanos, asiáticos y europeos. Aunque sigan viviendo en sitios alejados y de difícil acceso, no son sólo descendientes de los indígenas nativos de Cuba. 
    Es un importante y decisivo avance científico, histórico, antropológico, que enriquece el estudio de la historia de Cuba. 
    

viernes, 28 de octubre de 2022

PICASSO Y CHANEL


   Pablo Picasso nació en Málaga el 25 de octubre de  1881 y no perdió tiempo. Muy trabajador y recio, iba a lo suyo desde muy joven. Después de algunas clases de dibujo y pintura, sólo con 16 años estudia unos meses en la famosa escuela de artes de San Fernando, en Madrid. Ya en 1904 se instala en Montmartre, París. Y en 1907 termina Las señoritas de Avignon. Cuadro que marca un punto culminante en el arranque de las vanguardias europeas del siglo XX. Él tenía apenas 26 años. Se adelantó a todos. El cuadro se exhibe por primera vez en 1916 en un Salón propiedad de Paul Poiret. En este blog hay una nota, de años atrás, sobre los 17 cuadernos de bocetos que  emborronó, reflexionando antes de poder pintar el cuadro que dio inicio al cubismo.
    Se calcula que hizó en total más de 33 mil obras y su cuadro Mujeres de Argel, estableció un récord cuando se vendió en 179,3 millones de dólares en Christies, tras una puja de 11 minutos.

   Indetenible. trabaja sin parar. Arriesgando siempre, buscando nuevos materiales, explorando en otras culturas. Jugando con cosas que recogía de la basura, como sabemos: timones de bicicletas, sillas, pedazos de cuero y telas, cartones. Ahora el museo Thyssen-Bornemizsa, en Madrid, ha montado una exposición con más de 40 cuadros de Picasso y sus relaciones, influencias y conexiones con la moda. Concretamente con su contemporánea Gabrielle Chanel. Cocó Chanel. 

   La muestra, en recuerdo de Picasso, que en 2023 cumplirá 50 años de fallecido, se mantendrá del pasado 11 de octubre al 15 de enero de 2023. Está concebida como una antología del artista, y por tanto es muy variada en su cronología. También hay vestidos originales diseñados por Cocó Chanel. De tal modo, el espectador puede apreciar la influencia del cubismo en la moda de los años 20 del siglo XX. "Chanel elimina el ornamento excesivo y se decanta por la línea recta en siluetas", asegura el folleto de mano de la exposición.

   Otros puntos en común son la sobriedad, la simplicidad y lo práctico. También la tendencia a la reducción cromática en ambos creadores. Braque y Picasso cultivan la monocromía y Chanel prefiere sobre todo el blanco, el negro y el beige. Picasso introduce el collage en la obra de arte, con fragmentos de periódicos y Chanel introduce tejidos "humildes" como el punto de lana y el algodón.

      Ambos artistas colaboraron en varias obras de teatro y ballet, con guiones de Jean Cocteau, amigo de los dos. Chanel con vestuario y Picasso con diseño para escenografías.

     El resultado final de esta muestra es excelente si se quiere apreciar las conjugaciones entre dos mundos creativos, marcados por una época que ya comenzaba a introducir a la Humanidad en el vértigo de la velocidad y la evolución acelerada de todo. Absolutamente todo. Desde la moral y la ética hasta la tecnología espacial. 


miércoles, 26 de octubre de 2022

EL INSACIABLE HOMBRE ARAÑA


 Una nueva edición de este  libro de cuentos lo acaba de publicar Ediciones Stirner, en Madrid. La presentación la hicimos el sábado 15 de octubre en la Librería Alberti, en la Moncloa. Esta editorial ya publicó en 2021 una nueva edición de Carne de perro.
  En realidad los dos libros pueden fundirse en uno solo porque el segundo es una continuación del primero.
  Con ellos concluí el Ciclo de Centro Habana y pasé a otros ámbitos. El Ciclo comienza con Trilogía sucia de La Habana (1998). Y  continúa: El Rey de La Habana (1999), Animal tropical (2000), El insaciable hombre araña (2002), y Carne de perro (2003).
  Veinte años después de nuevo he leído este libro. Escribo para olvidar. Y había cumplido mi objetivo. Ya no recordaba nada. Estos 19 cuentos los fui escribiendo poco a poco entre 1999 y 2001. Anagrama lo publicó en 2003 y seguidamente se tradujo a unos cuantos idiomas. 
  Como había sucedido con los libros anteriores, mi punto de anclaje era el barrio de Centro Habana y la gente que  lo habita. Sobre todo Pedro Juan, personaje al que conozco a fondo desde que apareció por primera vez a mi lado en septiembre de 1994, cuando escribí el primer cuento de lo que después sería Trilogía sucia de La Habana.
  Es decir, cuando empecé con estos cuentos  ya tenía cinco años dedicado a  una exploración literaria, y quizás un poco antropológica y sociológica, del barrio en que vivía desde 1986.
  Estos  cuentos, como todo lo que escribía entonces, son muy viscerales y furiosos. Transmiten decepción, frustración, desencanto. Coincidió una fuerte crisis personal con la crisis brutal del país a partir de 1991, al desaparecer el mundo socialista. Al escribir, sacaba toda la carga corrosiva que tenía dentro.
  Al cerrar este ciclo pasé a otros temas, lugares y momentos que también me interesaba explorar.  Un escritor es un tipo que vive intensamente, reflexiona y de vez en cuando se obliga a sentarse y escribir sobre lo que ha pasado en su vida y los alrededores. Veo así mi oficio. Creo que los escritores se dividen en dos tipos: los que ven su oficio como una carrera profesional y los otros. Yo pertenezco a los otros.  Escribo sólo cuando estoy desesperado, cuando ya no puedo soportar más y tengo que soltar presión.
  Me gustan estos cuentos. Frenéticos y locos. Escritos a corazón abierto. Me entrego. No sé hacerlo de otro modo. Y no quiero hacerlo de otro modo.

sábado, 22 de octubre de 2022

KNUT HAMSUN

 

Hace unos meses encontré en un rincón perdido de mi biblioteca la novela Hambre, del noruego Knut Hamsun (1859 - 1952). Esa novela es de 1890. Tengo también la Trilogía del vagabundo. Las leí de joven, hace más de cuarenta años tal vez. No recordaba nada por supuesto. Hambre me llevó al mundo de  Dostoyevski.
Ahora estoy redescubriendo a Hamsun. A veces pasa. No sé cómo, pero es así. Leo un libro de un autor lejano y entonces aparecen sorpresivamente otros libros y hago como un taller en solitario sobre ese escritor. 
Y lo redescubro gracias a la editorial mexicana Aquelarre que hace poco publicó su libro de viajes titulado En el país de las maravillas. Editado originalmente en Oslo en 1903. Se refiere a un viaje que hicieron Hamsun y su esposa Bergliot, por el Cáucaso en el otoño de 1899.
El libro es una nueva traducción directa del noruego, realizada por Zarina Martínez Borresen, autora además de un excelente prólogo, del cual tomo algunos datos esenciales.
Hansum describe en este texto las costumbres, comidas, carácter e infinidad de detalles de  los campesinos que viven en las montañas del Cáucaso por donde viaja en tren, coche de caballos y barco.
Era un crítico de la "civilización" y por tanto ensalza y ama la vida simple de los campesinos, recordando quizás su infancia en el norte de Noruega. Una infancia pobre, en el campo, cuidando el ganado, de la cual huyó para abrirse paso en la vida. Viajó, escribió, pasó hambre y necesidades y poco a poco, logró establecerse como escritor. Llegó a tener una gran difusión y le otorgaron el Premio Nobel de Literatura en 1920. Perdió editores y lectores a partir de 1945, por dos razones esenciales: Su apoyo a la invasión nazi de Noruega durante la Segunda Guerra Mundial. Llegó al extremo de tener un encuentro personal con Hitler y obsequiar su medalla del Nobel a Goebbels, en 1943. También influyeron las malas traducciones al español de sus libros, realizadas no directamente del noruego sino desde ediciones en inglés, francés, alemán y otros idiomas. Tras la guerra se quemaron sus libros públicamente, fue repudiado e internado unos meses en un hospital psiquiátrico y se le impuso una multa. El mundo le dio la espalda. Él escribió algunos libros más y murió en 1952.
El viaje por el Cáucaso está descrito en orden cronológico y geográfico, pero Hamsun lo anima con digresiones, personajes de ficción y aventuras. Hacia el final, Bergliot lee el diario de su esposo y lo acusa de mentir y exagerar. Esto es un guiño al lector. Una complicidad. El diario es también un relato de ficción. Y está muy bien. Se disfruta. 

sábado, 1 de octubre de 2022

GRAHAM GREENE Y SUS ESCAPES

   

Al parecer los escritores cuando ya hemos publicado bastante, buscamos escribir sobre lo ya escrito, en un intento por entender lo que hemos hecho. Es decir, a ciegas hemos escrito y publicado unos cuantos libros.

Comprendí esto cuando empecé a escribir Diálogo con mi sombra, sobre el oficio de escritor. Me preparé en unas pocas semanas y dediqué algún tiempo a buscar  libros sobre el oficio de escribir.  Me quedé asombrado. Decenas de escritores notables han escrito sus experiencias y conclusiones. Desde Milán Kundera hasta Norman Mayler. No pequeños ensayos sino libros, en algunos casos muy amplios y detallados.

Ahora acabo de leer Vias de escape.  Graham Greene (1904 - 1991) en este libro, de 1980, comenta  detalles de su vida utilizando las condiciones en que preparó la escritura de algunas de sus novelas. No revela detalles íntimos. Sólo un poquito. Habla de sus experiencias con el opio, la cocaína, el alcohol, las mujeres, su vicio por los burdeles y las prostitutas, sus infidelidades que, asegura, echaron por tierra su matrimonio. También habla varias veces sobre su melancolía maníaco-depresiva. Todo esto de un modo agradable y superficial, sin entrar a fondo.

GG escribía porque necesitaba dinero. Viajaba continuamente y le gustaba dilapidar en sus vicios. Por tanto, lo reitera continuamente, tiene que escribir novelas que se vendan. Es decir, convencionales, sin experimento alguno, que gusten al editor y a todos los lectores, que no incomoden a nadie. Quería caer bien a todos y vender. 

Bajo estas premisas, algunas de sus novelas son interesantes y entretenidas. Unas pocas. El resto no merece la pena. Nuestro hombre en La Habana, por ejemplo, es un desastre de personajes encartonados que no convencen a nadie. La película mucho peor. Visitó varias veces la ciudad, también fue a otras ciudades cubanas. Frecuentó el teatro porno Shangay, vio el show de Supermán, tomó cocaína, jugó y perdió dinero en todos los casinos y mucho más. Al final llegó a la conclusión de que "Es una ciudad donde todos los vicios son posibles, es decir, el escenario ideal para una novela". 

A mi me interesa mucho más como personaje lleno de contradicciones, miedos y angustias, que como novelista. GG evadió siempre a algunos periodistas que querían escribir su biografía. No le interesaba exponerse y descubrir sus pecados. Insistía en que era católico. Lo reitera una y otra vez a lo largo de este libro. Y asegura que es compatible su religión con su vida y su escritura, aunque nunca revela cómo lograba ésto. 

Hacia el final, en el Epílogo, descubro que durante más de veinte años un hombre se hacía pasar por él y de ese modo estuvo con muchas mujeres o pidió dinero y otras tropelías. Pero era hábil y nunca pudo atraparlo. Era como un fantasma astuto que quizás se llamó también Graham Greene. Lo cierto es que aprovechaba la fama de GG y usurpaba su personalidad.

Yo no sabía esto cuando escribí mi novela Nuestro GG en La Habana. Que arranca precisamente con un equívoco en el hotel Inglaterra, de La Habana. Un señor británico llamado George Greene, se aprovecha de una confusión y se hace pasar por el escritor famoso. Esta farsa sólo duró unos pocos días y se resolvió, pero en la vida real fueron años y nunca tuvo solución. Una vez más: la realidad supera a la ficción.