Mi casa

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© Héctor Garrido

miércoles, 26 de octubre de 2022

EL INSACIABLE HOMBRE ARAÑA


 Una nueva edición de este  libro de cuentos lo acaba de publicar Ediciones Stirner, en Madrid. La presentación la hicimos el sábado 15 de octubre en la Librería Alberti, en la Moncloa. Esta editorial ya publicó en 2021 una nueva edición de Carne de perro.
  En realidad los dos libros pueden fundirse en uno solo porque el segundo es una continuación del primero.
  Con ellos concluí el Ciclo de Centro Habana y pasé a otros ámbitos. El Ciclo comienza con Trilogía sucia de La Habana (1998). Y  continúa: El Rey de La Habana (1999), Animal tropical (2000), El insaciable hombre araña (2002), y Carne de perro (2003).
  Veinte años después de nuevo he leído este libro. Escribo para olvidar. Y había cumplido mi objetivo. Ya no recordaba nada. Estos 19 cuentos los fui escribiendo poco a poco entre 1999 y 2001. Anagrama lo publicó en 2003 y seguidamente se tradujo a unos cuantos idiomas. 
  Como había sucedido con los libros anteriores, mi punto de anclaje era el barrio de Centro Habana y la gente que  lo habita. Sobre todo Pedro Juan, personaje al que conozco a fondo desde que apareció por primera vez a mi lado en septiembre de 1994, cuando escribí el primer cuento de lo que después sería Trilogía sucia de La Habana.
  Es decir, cuando empecé con estos cuentos  ya tenía cinco años dedicado a  una exploración literaria, y quizás un poco antropológica y sociológica, del barrio en que vivía desde 1986.
  Estos  cuentos, como todo lo que escribía entonces, son muy viscerales y furiosos. Transmiten decepción, frustración, desencanto. Coincidió una fuerte crisis personal con la crisis brutal del país a partir de 1991, al desaparecer el mundo socialista. Al escribir, sacaba toda la carga corrosiva que tenía dentro.
  Al cerrar este ciclo pasé a otros temas, lugares y momentos que también me interesaba explorar.  Un escritor es un tipo que vive intensamente, reflexiona y de vez en cuando se obliga a sentarse y escribir sobre lo que ha pasado en su vida y los alrededores. Veo así mi oficio. Creo que los escritores se dividen en dos tipos: los que ven su oficio como una carrera profesional y los otros. Yo pertenezco a los otros.  Escribo sólo cuando estoy desesperado, cuando ya no puedo soportar más y tengo que soltar presión.
  Me gustan estos cuentos. Frenéticos y locos. Escritos a corazón abierto. Me entrego. No sé hacerlo de otro modo. Y no quiero hacerlo de otro modo.

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