Mi casa

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© Héctor Garrido

sábado, 26 de julio de 2014

POESÍA VISUAL

 Todos los años me pasa lo mismo en el verano: la fiebre por la poesía visual. Creo que es cuestión de biorritmo. Trabajo tan intensamente  todo el año que al llegar el calor me relajo automáticamente: gimnasio, playa, cervecita, ron con cola, lecturas lentas, y poesía visual. Estos a la izquierda los acabo de hacer. Son collages con un texto muy breve. Les llamo poemas visuales. En realidad son pequeñas historias. Cada poema cuenta un pequeño relato. No lo cuento yo, tiene que inventarlo el que mira el poema. Yo sólo le doy algunos elementos, como un rompecabezas.
  Es decir, esta mezcla de imágenes y textos para mí es un juego. Lo comencé hace muchos años. En la década de 1980. Por razones absolutamente pragmáticas. Escribía poesía pero no encontraba editor. Entonces se me ocurrió esto de escribir uno de mis poemas, ponerle figuritas, fotocopiar, y regalar las copias a mis amigos. Con los años eso evolucionó. Ya no pongo textos míos, sino frases que saco de revistas y periódicos. De tal modo que interactuen texto-imagen. Una fecundación en dos sentidos.  Yo creía que había inventado algo curioso, pero en 1984 me invitaron a una Bienal de Poesía Visual y Experimental, en Ciudad de México,  con participantes de Europa, USA y América Latina. No hay nada nuevo bajo el sol. Todo está inventado ya. Y desde muchos siglos atrás. Abunda la información. En todas las culturas antiguas hay ejemplos abundantes y de hecho, en los orígenes de cada sistema de escritura hay imágenes que funcionan como signos etimológicos. 
     Yo me limito al juego de deconstrucción y rearme de la realidad. Creo que es lo que me gusta. Utilizar todas las revistas, periódicos, invitaciones, catálogos, todo lo que cae en mis manos. Igual que los niños cuando rompen los juguetes para ver que hay adentro. Si intentan rearmarlo sale otra cosa, pero nunca será de nuevo el juguete seriado que salió de la fábrica. Creo que es lo mismo que hago en mis libros y en la vida: romper cosas, desarmarlas y con esos elementos fabricar algo nuevo. Siempre algo nuevo.

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