Mi casa

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© Héctor Garrido

viernes, 26 de febrero de 2021

MITOS Y LEYENDAS

 

En la breve historia de la literatura cubana (a mi modo de ver comienza en la segunda mitad del siglo XIX), hay unos cuantos escritores míticos que existieron para convertirse en leyendas, con vidas misteriosas, difíciles,  hiperbólicas.
Sin esfuerzo alguno  recuerdo a Carlos Montenegro, Reinaldo Arenas, Cabrera Infante, Severo Sarduy, Guillermo Rosales, Gastón Baquero, Virgilio Piñera. Y por supuesto, Alejo Carpentier y José Lezama Lima.
Todas son vidas con amplias lagunas secretas. Todos tenían algo que ocultar, o al contrario, algo que exhibir con escándalo y desparpajo.
Pero no hay biografías. Entre los anglosajones hay toda una "industria" y una tradición de la biografía. Actores relevantes, músicos, escritores, artistas visuales, científicos, deportistas, políticos. Todos escriben autobiografías o alguien escribe sus biografías. A veces son libros escandalosos y superventas (el Matrimonio Obama acaba de recibir más de 60 millones de dólares por sus dos libritos de confesiones, por ejemplo). Otras veces pasan sin pena ni gloria, pero ahí están. Supongo que es más un fenómeno comercial que intelectual. A mí me gustan. Tengo un buen pedazo de mi biblioteca ocupado por biografías, desde Diane Arbus y Jack Kerouac hasta San Francisco de Asís, Marlon Brando, Buda y el doctor Samuel Johnson.
Pero entre los latinos es todo lo contrario. En Italia, Francia, España, América Latina, son escasas las biografías. Algunos escritores que hacia el final de sus vidas escriben sus memorias o una autobiografía. Pocos se atreven.
Tampoco abundan entre nosotros las recopilaciones de cartas o los diarios. Pienso que la carencia de estos libros lastra y disminuye nuestra memoria. Y me refiero concretamente a la literatura en español, que, como sabemos, es extraordinariamente diversa, rica y extensa.
Tengo en las  manos y leo poco a poco un libro estupendo de la editorial Verbum, de Madrid: Cartas a Eloísa y otra correspondencia (1939-1976), de José Lezama Lima. Eloísa, hermana de Lezama, preparó el libro, en Miami,  y José Triana, en París, hizo la edición y escribió una magnífica Introducción. Eloísa también escribió un texto muy valioso que acompaña a esta selección. El libro vio la luz por primera vez en la editorial Orígenes, de Madrid, en 1978, dos años después de la muerte de Lezama en agosto de 1976.
Posteriormente Pío Serrano, director y editor principal en Verbum, preparó la edición ampliada y corregida de 1998. Yo tengo la segunda edición, de 2013. En esta Pio Serrano amplió con más cartas, fotos y notas. Y, según me ha contado, tuvo varios encuentros con Eloísa para mejorar el libro todo lo posible. Esta editorial también tiene en catálogo un tomo con algunos de los Diarios de Lezama. 
En los últimos años, en La Habana se ha publicado además las Cartas a Totouche, que es la correspondencia de Carpentier con su madre. Él en París y ella en La Habana. Y también un pequeño Diario que él escribió  antes de partir a Francia en los años 30.
Así que algo va apareciendo por aquí y por allá. Del lobo un pelo.

1 comentario:

  1. Hola Pedro Juan.

    Gracias por tus palabras, leerte siempre será un placer.
    Me gustaría saber si me puedes compartir un correo electrónico, para hacerte llegar un paquete de un sello llamado Ediciones de la Anhedonia; será un presente hacia uno de mis héroes literarios (tú).

    Saludos desde Querétaro, México.

    Atte. José Alejandro Zúñiga Gutiérrez.

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