Este poema lo escribí hace unos días, en un SPA situado en el pueblo de Vilaflor de Chasna, a 1414 metros sobre el nivel del mar, en la ladera sur del volcán Teide, en Tenerife.
CERCA DEL VOLCÁN
Estoy en la terraza de un SPA, a las dos de la tarde. Frente a un bosque de pinos que se extiende en la ladera sur del volcán. Tomo una cerveza, relajado en el rumor del viento entre los árboles. No hay otro ruido. Tres pequeños lagartos salen entre las grietas de unas enormes piedras en el jardín. Se acercan hasta cierta distancia. Olfatean los frutos secos, supongo. Les tiro al piso unas almendras y maní. No se mueven. Permanecen tensos y alertas. Al fin uno, el más grande y decidido, abre su boca, enseña su pequeña lengua roja. Y se lanza. Atrapa un maní y se retira rápido, de regreso a la grieta entre los pedruscos. Los otros le imitan. Sólo son tres. En silencio repetimos todo un par de veces. En la habitación de al lado un hombre habla de negocios, por teléfono. No para. Es incansable. No sale a la terraza a mirar el bosque y a respirar. Dejo unos maníes en el piso y me voy al baño turco a sudar un poco. Por la noche ya los lagartos se comieron los granos que les dejé. Y observo el cielo cubierto de estrellas. El frío de la noche y las estrellas. La inmensidad y el silencio. Los pequeños lagartos duermen y todo se resuelve como un haikú:
Noche de verano.
Estrellas infinitas.
Un lagarto.
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ResponderEliminarHola, Pedro Juan:
ResponderEliminarQuería darte las gracias por lo que has escrito, por hacer más llevaderos mis viajes en el metro de Barcelona. Ese es el momento del día en que vivo, mientras dura el trayecto y voy leyendo, de siete a siete y media de la mañana, y a la vuelta, de siete a siete y media de la tarde.
El resto del tiempo, en la tienda de pinturas, me desactivo, me la suda, me conformo con aguantarme las ganas de meterle a todo el mundo, jefes y clientes, una brocha por el culo.
También vivo cuando llego a casa y abrazo a mi mujer y a mi hija, y la hora y media que tengo cada noche para escribir. Preferiría robarle esa hora y media al trabajo, y no a mi familia, pero por ahora es lo que hay, y ellas me lo permiten porque saben que sin escribir estaría acabado, sería otro zombi más.
Cuando tú publicabas "Trilogía de la Habana" yo tenía 24 años y me había largado a Tenerife para convertirme en escritor. Estaba seguro que en unos cuantos meses lo conseguiría y por fin sería libre y podría dedicarme a viajar y a escribir y ya nunca más tendría que desempeñar ningún trabajo de mierda. Veinte años más tarde sigo pensando lo mismo, que es cuestión de tiempo, tal vez otros veinte años más.
El caso es que te quería agradecer tus libros, que he devorado compulsivamente, porque me hacen sentir vivo y porque son un paraíso de ron, sol y sexo en medio de la gris monotonía.
Mi blog es una mierda, politiqueo y eso, nada demasiado bueno, lo que escribo con las tripas no lo meto en Internet, pero esto es una nota de agradecimiento, a ti te dará igual lo que yo haga con mi tiempo libre.
Te mando un abrazo sincero, y espero que nunca dejes de escribir.
Habemos muchos, muchos 'Quique Castro' en el mundo.
EliminarUn saludo.
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ResponderEliminarHe leido trilogia, y despues animal tropical - primera en -polaco y castgellano, segunda solo en polaco, ambas en total de sinco dias :D y me da mucha pena que no hay mas libros de Ud. traslados en mi idioma. muchas gracias por sus libros, un abrazo fuerte desde Polonia :)
ResponderEliminarPara mi es una descripcion.
ResponderEliminaruna descripcion que esta detras del telon
del poema