Hace muchos años, en septiembre de 1966, intenté ingresar en la Escuela Nacional de Arte, en La Habana, para estudiar pintura. No pude porque ya estaba en el Servicio Militar Obligatorio (que en mi caso fue de cuatro años y medio). Así que tuve que seguir otros caminos y olvidar la pintura, que era una de mis pasiones. Las otras eran la arquitectura y la literatura. Pero por azares de la vida conocí y fui amigo de algunos muchachos de mi edad que sí pudieron estudiar en la ENA en esos años. Los años dorados de la ENA, por cierto. Y siempre recuerdo que la gran influencia de todos era Marc Chagall. Nunca Picasso, ni los dos o tres grandes pintores españoles, o los abstractos norteamericanos, o los hiperrealistas. No. Chagall les fascinaba. Y casi todos pintaban cuadros medio locos muy parecidos a los de Chagall. Después cada uno se definió con su estilo propio: Pedro Pablo Oliva, Ever Fonseca, Nelson Domínguez, Flora Fong, Fabelo, Flavio Garciandía, Humberto Hernández, etc. ¿Por qué esa pasión, casi veneración, por Chagall? No sé. No tengo ni idea. Supongo que los amores y pasiones por el arte son inexplicables. Es la única lógica del amor: Te quiero porque te quiero. Y ya, como en los boleros. Aunque siempre he sospechado que hubo alguna razón muy lógica, marcada por las preferencias estéticas de algunos de los profesores de la ENA en esa época. Algunos tan importantes como Servando Cabrera Moreno y Antonia Eiriz.
Bueno, en fin, han pasado más de 50 años de esa época. Y aquí estoy, hace dos o tres días, en el Guggenheim de Bilbao, viendo Chagall, los años decisivos, 1911 - 1919. Una exposición de 80 obras realizadas por el maestro en esos años iniciales de su vida.
Chagall nació en una aldea rusa (Vitebsk), en 1887, en una familia judía muy humilde. En un gueto donde los judíos vivían privados de sus derechos. Un abogado judío le financió una estancia de estudio en San Petersburgo y de ahí se fue a París donde se hizo amigo íntimo de Picasso, Apollinaire, Robert y Sonia Delaunay y otros. No se demoró en tener éxito por su estilo tan original, con un toque naif. Ya en 1914, apenas tenía 27 años, en Berlín le dedican una exposición monográfica con 40 pinturas y 160 dibujos. Decide volver a su pueblo sólo para asistir a la boda de su hermana y se queda allí hasta 1919. Participó e¡como funcionario en la Revolución Bolchevique (1917) pero al fin en 1919, se aleja de Rusia, completamente desencantado del rumbo que tomaban las cosas con la dictadura del proletariado.
Para Chagall el arte es un estado del alma y su único compromiso es contar la realidad. Fue fiel a este principio hasta el final de su vida, en 1985, cuando murió en Saint Paul-de-Vence, Francia, con 98 años. Una vida intensa y muy productiva que sin dudas marcó definitivamente al arte del siglo XX.
Ah si, la pintura de Chagal tambien me encanta. tan amigable y amorosa. tambien Oliva y Fabelo me fascinan. ahora mismo tengo cosas de oliva colgando al lado de la cama. como Chagal, el color. chao , hasta mañana.
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