Mi casa

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© Héctor Garrido

lunes, 19 de octubre de 2015

UN AUTÓGRAFO DEL GABO

Alvaro Castillo Granada es un librero de Bogota, conocido y reconocido. Es dueño de San Librario-Libros, un santuario  de libros viejos, antiguos, raros y exquisitos. Viene a Cuba un par de veces al año y cultiva con un cariño especial a sus amistades cubanas. En estos días me contó la verdadera historia del robo de un libro, suceso que lo lanzó a ser durante unos días el librero más famoso del mundo, al menos en el eterno show que montan los medios en internet, y que poco o nada tiene que ver con el periodismo. Es un show de escándalos.
Todo comenzó el sábado 2 de mayo 2015 en la Feria del Libro de Bogotá. Unos ladrones abrieron una vitrina y robaron un libro muy especial: la edición príncipe de Cien años de soledad, editorial Sudamericana, 1967, dedicado por García Márquez a Alvaro. La librería Macondo había solicitado a Alvaro -en préstamo- un total de 32 ediciones príncipe, todas dedicadas  por los autores. Los cacos, no se sabe cómo y nunca se sabrá, abrieron la vitrina, robaron sólo el ejemplar de Cien años de soledad y volvieron a componer todo de tal modo que el robo se descubrió al día siguiente. Cuando percibieron el hurto el diario EL TIEMPO.COM publicó una pequeña nota y en minutos se desató el pandemonium. Desde El País, de España, hasta Le Monde Diplomatique, de París, hasta Radio Manicaragua, de un pueblecito perdido en el centro de Cuba. Todos querían una entrevista exclusiva con Alvaro. Aquella repentina tormenta primero fue entretenida, después se convirtió en una tortura. Alvaro, hombre pacífico, tranquilo hasta la humildad, se sintió rebasado y con los nervios como cuerdas de acero (expresión propia de escritores norteamericanos de los años ´40 pero que me encanta). Pues ahí tenemos la  situación del drama: el show mediático, Alvaro aplastado, el libro sin aparecer. 
En ese punto Alvaro recibe una llamada de un colega, librero también, de Bogotá. Le pide que se encuentren personalmente. Así lo hacen. Con gran misterio, el colega le cuenta que los ladrones le llamaron y le pidieron dos mil 500 dólares para devolver el libro. Una especie de secuestro expres. Alvaro, desconcertado, desconectó del asunto. Los periodistas insistían. Alvaro, con el sueño alterado cada noche y su vida dislocada. Al fin lo llamaron de las oficinas centrales de la policía. El comandante fulano de tal le anunciaba que habían recuperado su libro y se lo devolverían de inmediato. Un carro patrulla ya iba en camino para trasladarlo. Y así fue. El comadante había convocado una conferencia de prensa -si podemos brillar en el show no tenemos por qué quedarnos fuera-. Así que Alvaro recuperó su libro ante la parafernalia de los medios. Y además el señor comandante anunció que el libro valía 60 mil dólares. Alvaro comprendió de golpe que a partir de ese momento se había convertido en una atractiva diana para todos los ladrones de Colombia. En realidad el libro puede valer mucho más. En una subasta en New York, París, Londres, y con vientos a favor, puede rebasar los 200 mil euros. De tal modo Alvaro tomó una decisión radical, generosa y cortante. Se acercó a los micrófonos y anunció: "Muchas gracias a la policía y al comandante. Les anuncio que he tomado la decisión de donar a la Biblioteca Nacional este libro y toda mi colección sobre Gabriel García Márquez, contenida en nueve cajas grandes".
La donación se efectuó unos días después. Desde mayo. Han pasado cinco meses. Aún no ha recibido una elemental carta de agradecimiento. Le hice una pregunta lógica:
-¿Estarán bien protegidos en esa biblioteca? ¿Blindados contra ladrones? ¿Control de humedad y temperatura?
-No tengo ni idea, Pedro Juan. Pero al menos estoy tranquilo.
-¿Y los ladrones? ¿Están presos?
-No. No se sabe cómo la policía recuperó el libro. Todo quedará en el misterio. Pero no quiero saber nada más. Se acabó.

4 comentarios:

  1. Parece una historia sacada de la realidad que se vive en mi país: México. Robo escandaloso, show mediático y al final, una solución fantasiosa que nadie cree. Si te descuidas, fueron los mismos policías. Gracias por compartir esta anécdota, saludos como siempre.

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  2. Pedro, querido, busca el cuento "El hombre sentado en el pasillo". Para mí, unos de los mejores cuentos ya escritos acerca del "amor".

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  3. Amigo Pedro Juan, espero te encuentres bien. Soy Augusto Cruz, de México, autor de Londres después de medianoche. Me he permitido escribirte al correo de tu página web. Un saludo desde México.

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