Mi casa

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© Héctor Garrido

viernes, 2 de octubre de 2015

LA POBLACION NOCTURNA

Marguerite Duras y el alcohol. Y la soledad, y la noche, y el humo de los cigarrillos. En 1958 compró una casa grande y solitaria, en Neauphle, a cierta distancia de París. Había escrito el guión de la película de Alain Resnais  Hiroshima mon amour. Había ganado suficiente dinero y ya quería apartarse del bullicio. Tenía apenas 44 años y murió con 82, en 1996. Así que aquella casa enorme y solitaria sale una y otra vez en  sus libros. Escribió 40 novelas, 12 obras de teatro, además de  unas cuantas películas y documentales. Su obra de más éxito fue El  amante, que vendió más de tres millones de ejemplares. Yo siempre busco sus libros. Es un vicio. El vicio Marguerite Duras. En París, hace años, compré por muy poco en un puesto callejero un libro de fotos. Ella haciendo algunas de sus películas en su caserón. Ahora en Barcelona, en una feria en Paseo de Gracia, he encontrado  un pequeño tomo de notas. La vida material, editado por Plaza y Janés en 1988.  Cuando lo escribió ya tenía más de 70 años y estaba enamorada de Yann, un joven amante que le hacía compañía y la cuidaba en sus momentos de enfermedad. Padecía de enfisema, con graves accesos de  ahogo. En este librito escribe sobre sus temas obsesivos, de un modo breve y magistral. El alcohol, los animales, la soledad,  el amor, los amantes, el sexo, la fotografía, los bosques, la vida cotidiana, la televisión, la infancia en Indochina, la vejez y la enfermedad, Toda su escritura siempre me parece envuelta en niebla, en humo, en la oscuridad y el silencio de la noche, en los fantasmas de sus antepasados. Siempre. En cada palabra, en cada frase siento el sopor y la lejanía de una mujer que escribe como si estuviera siempre escondida y distante. Ningún hombre puede escribir así. Por eso me fascina y leo sus textos una y otra vez. Recuerdo perfectamente que lo primero que leí fue un relato breve: Una tarde de M. Andesmas. Al parecer no pasa nada en ese relato, pero todo está ahí, sin mencionarlo. Increíble. ¿Cómo esta mujer puede escribir así?, me pregunté. Hace 30 o quizás 40 años de esa lectura. Y sigo haciéndome la misma pregunta. ¿Podré escribir así algún día? ¿Puedo intentarlo?
 "He vivido sola con el alcohol durante veranos enteros en Neauphle. La gente venía los fines de semana. Durante la semana estaba sola en la casa, y allí el alcohol adquirió todo su sentido. El alcohol hace resonar la soledad y termina por hacer que se lo prefiera antes que cualquier otra cosa. Beber no es obligatoriamente querer morir, no. Pero uno no puede beber sin pensar que se mata. Vivir con el alcohol es vivir con la muerte al alcance de la mano". 
La escritura es otro de sus temas obsesivos: "Escribir no es contar historias. Es lo contrario de contar historias. Es contarlo todo a la vez. Es contar una historia y la ausencia de esa historia. Es contar una historia que ocurre por su ausencia".
La nota más brutal y terrible es la última. Se titula La población nocturna. Y cuenta una terrible etapa de locura y de visiones, producidas por el alcohol. Delirium tremens creo que se llama. Narra con detalle los monstruos y todo lo que veía y escuchaba, sobre todo de noche. Y me estremezco. Me duele que el alcohol la destrozara hasta ese punto. Pero es así. Cuando se recuperó un poco, inmediatamente se sentó y lo escribió todo. Es el destino de los escritores. Escribir todo. Todo. Flagelarse.

3 comentarios:

  1. Gracias por este blog Pedro Juan. Por tanta fuerza. Me agrada cuando escribes sobre algún escritor o Amy. Siempre muestras ese lado podrido del personaje.
    Salud desde México, con un Bacacho que me deja dolor de cabeza al día siguiente.

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  2. Otra vida y otra autora me haces descubrir, y otra vez las ganas de leer me invaden... ah! que no se me olvide darte las gracias por poner a Cortázar y Bukowski en mi biblioteca!
    Un abrazo desde Nice (France).

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