Mi casa

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© Héctor Garrido

viernes, 21 de noviembre de 2014

PUTAS MEXICANAS Y RITUALES

Estoy en Monterrey, México, en un Encuentro Internacional de Escritores. Hoy he amanecido cansado y un poco zombi porque ayer me dediqué a cumplir mis rituales cuando estoy en una ciudad mexicana. Son sencillos, consisten en visitar las zonas arqueológicas cercanas, el mercado de abastos más grande y algunos bares de putas. Bueno, más delicado suena decir bares de strip tease.  
Zonas arqueológicas no hay  cerca en esta zona norteña y  en el border con USA. El mercado es bellísimo, enorme y lo recorrí ayer al mediodía y de paso almorcé con un amigo de esta ciudad que me sirvió de cicerone y compré unas cobijas hermosas y a buen precio para llevar regalos a la Isla. Por cierto, me enteré que estos mercados tan extraordinarios cada vez pierden más espacio ante la avalancha de supermercados y cadenas de alimentos envasados. Están en peligro real de desaparecer totalmente. Y en relativamente poco tiempo. De noche aquella zona se convierte, me dicen, en un área de peligro. Una pena, pero todo desaparece así que  ya ni sé si lamentarme o dejar que fluya suave.
Y por la noche me dejé arrastrar por Miguel Angel Chavez, un escritor de Ciudad Juárez que está aquí  en el Encuentro. En 2005 le dio una embolia cerebral y tiene paralizado el lateral derecho, pero el tipo es duro y no se deja vencer. Según me cuenta siempre ha vivido entre putas y tiene todo un inventario personal de los diferentes tipos de putas que hay en cada zona de México. Tiene una teoría sobre los gustos de los machos, si más gordas o más delgadas, con tetas grandes o pequeñas. En fin, Miguel Angel es un caso.  Y me arrastró al  Obsession. Ya había averiguado que era lo mejorcito de aquí porque en los otros, más baratos, se pueden presentar problemas, reyertas de borrachos, mujeres demasiado ajadas y mayorcitas, en fin.  Yo comiendo verduras al vapor y haciendo una hora de gimnasio por las mañanas y aparece siempre un demonio que me devuelve a la normalidad.
Para el relax no estuvo mal. Unas 40 muchachas muy jóvenes, de entre 20 y 30 años. Todas muy delgadas, blancas-pálidas y sin tetas ni nalgas. La verdad es que a mí no me inspiran  lujuria ni nada. Sólo una tenía tremendas tetas y tremendo culo: silicona pura y dura. Creo que hasta en los labios le habían inyectado plásticos. ¡Horror! 
El show lo interrumpió en algún momento una señora muy gorda y cantó dos rancheras. Doménica La Mexicana. No canta mal. Interpretó muy bien La media vuelta, canción  que siempre me saca alguna lágrima cuando tengo unos tragos adentro: "Te vas cuando yo quiero que te vayas... porque yo soy tu dueño".
El DJ era muy bueno. Hablaba con una voz muy aguardentosa y no decía nada. Era como un poema sonoro. Hacía como que hablaba. Sólo pronunciaba más claro cuando anunciaba: "180 pesos cualquier chica, en los altos, producciones Obsession..." Muy cómico el tipo.
Quisimos arrastrar con nosotros a Guillermo Fadanelli, que ayer dijo cosas muy inteligentes sobre el oficio de escritor, pero se nos perdió del mapa y no lo encontramos. Ayer nos saludamos y creo que es muy tímido.
Lo otro bueno de la noche fue la historia de Miguel Angel Chávez sobre cómo conquistó en 1987 a la mujer que hoy es su esposa y con quien tiene una hija. Una hermosa historia de amor. Entonces me confesó  que jamás en su vida ha pagado una puta. "Yo tampoco", le dije. Y es cierto. El siempre ha vivido entre putas y yo viví de niño y joven a dos pasos del barrio de putas de Matanzas. Así que nada. Lo que nos gusta es seducir, enamorar. Pagar por sexo me parece una imbecilidad. Así, en frío, no puedo. Soy un romántico. Igual que Miguel Angel. De todos modos, ojalá nunca desaparezcan las putas y los bares de strip tease. Son muy relajantes.  Tan importantes como la arqueología precolombina y los mercados de abastos.

lunes, 10 de noviembre de 2014

NUEVOS POEMAS

En Cuba no hay otoño ni invierno. Desde fines de octubre refresca un poco, hay  días nublados y ventosos, días grises. En fin, el panorama cambia y uno se relaja después del agobiante calor que ha castigado duro desde  marzo o abril. Supongo que el cambio climático es mucho más violento en estas latitudes.
Ese pequeño respiro climático a partir de octubre hace que, imperceptiblemente se me relajen las neuronas y empiece a escribir poemas. Salen solos, sin gran esfuerzo. A veces me siento como un monje errático que flota. Una sensación extraña, inexplicable. Y se repite cada año por estos meses. Aquí les dejo uno. Quizás es sólo el borrador. Porque nunca sé cuándo  un poema está concluido. Creo que nadie lo sabe. Cualquier poema es infinito y nadie sabe dónde comienza y dónde termina.

              LEVES   PERTURBACIONES

A las cuatro de la tarde un pequeño terremoto estremeció a la ciudad. Arriba, en la azotea, cimbró todo. Una sensación inexplicable. Como si el mundo flotara en una balsa. No supe qué pasaba. Por la noche me enteré. Dieron la noticia cuatro horas después. Le restaron importancia. Repitió al día siguiente. Y al tercer día. Terremotos en La Habana, lo que nos faltaba, por si fuera poco, dijo mi vecina, asombrada  y controlando su pánico. Por las noches yo soñaba con gente corriendo y volvieron las pesadillas del tsunami de aguas negras, gigantesco, que arrasa con todo.  Lo observaba como siempre, detrás de un muro sólido, a mucha altura, invulnerable. Yo, tan sereno en medio de la desgracia. Sin miedo. Imperturbable. Después leía algunas páginas de El sobrino de Wittgeinstein. Por las tardes bebía cerveza con una puta de 44 años, extrañamente comedida y discreta. Es una negra menuda y aparenta tener sólo 30 años. Muy pedagógica. Le encanta explicarme todos los detalles de su oficio. Ya no me depilo, me dice.  Mis clientes son viejos italianos pervertidos que prefieren la pendejera  en el bollo, y los olores fuertes. Se excitan con eso. Después me habla de las clases de piano que da tres veces por semana a unas niñas en su barrio, pero pagan poco y tiene que prostituirse con los viejos pervertidos que además son tacaños y también pagan poco. Ella habla y habla mientras yo pago cervezas y tenemos unas tardes agradables. Creo que poco a poco me convierto yo también en un viejo solitario y pervertido. Después pienso que es un gesto. Místico. Y nada más.

lunes, 3 de noviembre de 2014

DOCTOR SAMUEL JOHNSON

Acabo de releer la edición en español de Viaje a las islas occidentales de Escocia, (1775) del doctor Samuel Johnson (1709-1784). Es una edición preciosa, forrada en tela de KRK, 2006, pequeña editorial de Oviedo, con un catálogo breve pero exquisito. Lo más probable es que esta editorial ya no exista o esté boqueando, asfixiada  bajo la prolongada crisis en España. El editor y traductor, Agustín Coletes, ha realizado un trabajo minuciosos y profundo. Algo absolutamente impensable en las editoriales comerciales.
El doctor Johnson es considerado en los medios académicos el segundo escritor británico más importante, después de Shakespeare. Sigue siendo un clásico, por ejemplo, su Vidas de los poetas (1781). Son 52 estudios sobre la vida y obra de una serie de poetas del siglo XVIII.
Todos sus libros siempre fueron atacados. Como sucede a todo el que brilla con luz propia. Escribió de un modo copioso y compulsivo pues había nacido en una familia pobre de provincias y necesitaba dinero, endeudado continuamente. Por ejemplo este Viaje a las islas... lo escribió en 20 días. Y se trata de unas 60 mil palabras.
A raíz de su publicación se acusó a Johnson de ser ´´un palurdo maleducado y lleno de rencor que ha insultado, despreciado y difamado´´ a los escoceses. Quien lea el libro comprende que ha sido escrito con agudeza y sinceridad, con un conocimiento profundo del contexto y hasta con la típica arrogancia del británico en tierras conquistadas. Johnson viaja por los desolados y pobres montes escoceses del siglo XVIII,  hace 240 años, y describe sin concesiones ni maquillajes todo lo que ve, la gente que conoce, los paisajes, las costumbres, la economía. Nada escapa a su interés. Es una época en que los británicos comienzan a cultivar el gusto por viajar, por conocer in situ los lugares de Europa que merecen la pena.
Era muy popular lo que se considera la primera guía de turismo, escrita por Thomas Nugent y publicada en Londres, 1749: El Gran Tour. Con la descripción exacta de la mayor parte de las ciudades, villas y ciudades de interés en Europa. De tal modo que el viaje por esas ciudades durante al menos un año era esencial en la educación de los jóvenes de clase media y alta.
Para comprender la vida y obra de este personaje llamado Samuel Johnson es imprescindible leer la biografía escrita por su amigo James Boswell: Vida de Samuel Johnson, publicada en 1791.
Lamentablemente es muy difícil conseguir en español estos libros, pero son míticos y deliciosos. Así que es natural que nos cueste conseguirlos. Por supuesto en una librería de viejo es casi imposible. Por internet mucho más fácil pero más insípido.

FANTASMAS DE SÁBATO

El calor es sofocante en La Habana en pleno noviembre. Por las tardes refresca un poco. Entonces me siento frente al mar, en silencio, para releer un libro de Ernesto Sábato: El escritor y sus fantasmas. Ya a estas alturas de la vida no me interesa releer Madame Bovary, por ejemplo, sino ir más a fondo y entender a Flaubert. Me sucede con muchos escritores que ya en su madurez intentaron explicar y sobre todo explicarse a sí mismos.
Sábato escribe en el prólogo, que data en 1961-1963: ''Este libro está constituido por variaciones de un solo tema, tema que me ha obsesionado desde que escribo: ¿Por qué, cómo y para qué se escriben ficciones?''
Y más adelante: ''...para mí, como para otros escritores de hoy, la literatura no es un pasatiempo ni una evasión, sino una forma -quizás la más completa y profunda- de examinar la condición humana''.
El libro tiene 208 notas o apartados. Casi todos breves, pero estupendos. Algunos brillantes. Durante los años que dediqué a prepararme para escribir Diálogo con mi sombra, sobre el oficio de escritor, estuve indagando  sobre este tipo de libros y de ese modo formé una buena colección. Desde P.D. James hasta Norman Mailer, Kundera, y varias decenas más. Todo el que escribe libros llega a un punto en que se hace las preguntas: ¿Por qué escribo?, ¿Cuáles son mis motivos?, ¿Cómo lo hago?, ¿Cómo son mis lectores? O al menos ¿Cómo es en promedio el lector que prefiere mis libros?
Son preguntas intrigantes. Uno intenta responder con la mayor lucidez posible, aunque lo cierto es que cada pregunta de ese tipo tiene millones de posibles respuestas. Y generalmente son respuestas poéticas. Muy alejadas de la precisión. Pero en definitiva me gustan esos libros generalmente pretenciosos, ingenuos y en ocasiones -Kundera- pedantes e insoportables.
Se supone que son libros que pueden interesar a un público reducido: profesores, investigadores, aspirantes a escritores. Pero no siempre es así. Con frecuencia me escriben lectores que acaban de leer mi Diálogo con mi sombra (para los interesados: sólo está disponible en papel y digital en  Amazon, no lo busquen en librerías). Por lo general quieren preguntar algo más, indagar en detalles. Y son lectores comunes y corrientes sin más pretensiones. Ese tipo de correspondencia extiende el libro, lo amplía. Todo escritor necesita el field back. En mi caso no lo necesito por razones pragmáticas, sino simplemente porque me hace ronronear como un gato al que acarician. Así que tan intelectual tampoco.