Mi casa

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© Héctor Garrido

martes, 28 de junio de 2016

SOBRE VENCEDORES Y VENCIDOS

Ahora tengo un gato en casa. Hace media hora cazó un ratón en un rincón de la terraza. Lo mató y se puso a jugar con el cadáver como si fuera una pelota. Supongo que no tiene hambre. Cazó sólo para entrenar su instinto. Me dio mala impresión su juego. Pensé que podría destripar al ratón y regar por el piso todas las vísceras y la sangre. Sería asqueroso. Se lo quité. Lo tiré en la basura y se puso furioso. Lógico. No quería soltar su trofeo. Quién sabe qué ideas retorcidas tenía. Bueno, en la TV pasan un documental de dos cubanos muy viejos que fueron soldados de USA en la Segunda Guerra Mundial y cuentan las atrocidades en las que  participaron de un modo u otro. Lo narran con detalle. Lo que sucedió en cada ciudad francesa desde que desembarcaron en Normandía hasta que llegaron a París. Cómo ametrallaban a los prisioneros porque no podían cargar con esa impedimenta y además no tenían comida ni agua para compartir. Hasta las decenas de niños y mujeres muertos. Los heridos que tenían que dejar atrás. Todo. Lo cuentan todo. Despacio. Con detalles. Se encogen de hombros y dicen "Es la guerra, es así". Y pienso: Suerte la mía no tener esos recuerdos sanguinarios en la mente. Suerte la mía que nunca he matado a nadie. Mientras fui soldado tuve un fusil Mauser de alta precisión, después una metralleta checa, después una AK. Y disparé muchísimas veces. Me gustaba. Me gusta. Tengo buena puntería. Pero nunca he matado a nadie. Al final los dos viejos dicen que la guerra es una mierda, pero no se arrepienten de nada.Y ahí se acaba. El gato ya se relajó y dormita. Creo que me voy a dormir. Está bien por hoy.

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