Mi casa

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© Héctor Garrido

lunes, 21 de diciembre de 2015

REQUIEM, de Fauré

 Hay tormenta. Un frente frío desciende desde el norte y en unos días se disuelve en el Caribe. Apenas refresca. Unos grados menos. Estas fotos las tomé ayer en una playa al este de La  Habana. Se hacía de noche.
En mis oídos resuena el Introito y los Kyries, entre ráfagas de lluvia y el  viento. Aquí se agradecen los días grises y nublados después de todo el año con tanta luz, tanto sol, y calor, humedad, ruido.
Turner amaba las tormentas. Él sabía que la vida es frágil y leve en medio de los huracanes. En pocos minutos sólo puede quedar una tabla flotando en el agua y un golpe de luz entres las nubes oscuras. Es el aprendizaje. Cuando empiezan a morir los amigos alrededor uno también aprende algo sobre la levedad y lo frágil. Y se agradece. Ahora suena el séptimo y último movimiento: In paradisum. El mar ruge.

2 comentarios:

  1. A mi me da un placer el orden de tus escritos. De la frontera desertica soleada, estatica amarilla a las playas nubladas, frescas, groses. Me gusta.

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  2. A mi me da un placer el orden de tus escritos. De la frontera desertica soleada, estatica amarilla a las playas nubladas, frescas, groses. Me gusta.

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