Mi casa

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© Héctor Garrido

martes, 5 de enero de 2016

ULISES

Un ejemplar de la primera edición de Ulises, de James Joyce, se subastó en 2009 por 450 mil dólares, el precio más alto pagado por la primera edición de una obra del siglo XX. James Joyce murió en Zurich, Suiza, el 13 de enero 1941, al parecer de una úlcera estomacal perforada, pero todo parece indicar que fue un tumor canceroso. En 1938 la úlcera comenzó a doler, lo que se unía a varias enfermedades que amenazaban dejarlo totalmente ciego. Ese mismo año Lucía, su adorada hija, fue declarada esquizofrénica e ingresada en un siquiátrico. Poco después los nazis invadieron Francia y Joyce y su familia -menos Lucía- huyeron a Suiza. Así que sus últimos años de vida fueron excesivamente tormentosos en muchos sentidos. Al morir tenía apenas 59 años.
Joyce en París o el arte de vender el Ulises, editorial Gallo Nero, España, 2013, es un libro que revela detalles  muy curiosos de esos años finales del gran escritor. Abre con un estupendo prólogo escrito en 1965 por Simone de Beauvoir: "...la publicación en francés del monumental Ulises nos abrió la puerta a un nuevo mundo de escritores extranjeros: Lawrence, Virginia Woolf, Hemingway, Dos Passos, Faulkner, quien trastornó por completo el concepto que teníamos de lo que debía ser una novela, y Kafka, que trastocó nuestra visión del mundo en el que vivíamos. Era aquel un momento excepcional para la literatura francesa...". Y cita  el largo catálogo de escritores franceses en activo en ese momento, que escribían sobre la inmensa individualidad y soledad de cada ser humano. "Hasta que el abrumador auge del nazismo en Alemania y la guerra civil española nos abrieron por fin los ojos... tomamos conciencia de las repercusiones del momento histórico que nos había tocado vivir. Surgió una literatura comprometida, engagée, antes aún de que se inventara la etiqueta, una literatura que reflejaba la época y la sociedad aún de un modo alusivo, sobrepasando todas las fronteras individuales".
Después, en el libro hay un dossier de fotos tomadas a Joyce en 1934 por Gisele Freund, con una nota amplia en la que ella explica detalladamente lo difícil que era el trato con aquel hombre angustiado, enfermizo, susceptible y frágil. Y finalmente el largo ensayo de V.B. Carleton titulado "El arte de vender el Ulises".
A lo largo de la historia de la literatura muchos libros esenciales han sido censurados, prohibidos, denostados. Muchos escritores han sido llevados a tribunales, acusados de atentar contra la moral y las buenas costumbres de la época y el lugar. La escritura puede ser un oficio muy peligroso. Quizás Ulises  es el más vituperado, el más vendido y el menos leído. Elevado a la cima por algunos y hundido en el abismo por otros. Según la mayoría de los lectores -yo entre ellos- de sus 700 páginas sobra la mitad, es aburrido, tedioso a ratos y difícil de entender. Exige demasiado al lector. Joyce lo sabía. Ningún escritor es inocente.
El texto de Carleton es exhaustivo. La primera edición, en inglés por supuesto, la hizo en París Silvia Beach, en marzo 1922, en su famosa librería y editorial Shakespeare and Company. Imprimió folletos, pagó publicidad, y logró vender unos cuantos miles de ejemplares a lo largo de algunos años. Casi todos por correo. Tanto en Inglaterra como en USA casi todos los libros enviados desde París fueron interceptados por los servicios postales y quemados. Antes se había publicado por capítulos en la revista norteamericana  Little Review, entre 1918 y 1920. Ahí comenzó el escándalo. En enero y mayo 1919 el Servicio Postal de USA impidió su distribución y quemó varias ediciones de la revista. En 1920 los editores fueron llevados a tribunales por la Sociedad Neoyorkina para la Prevención del Vicio. Después otros editores también enfrentaron acusaciones. Casi siempre "por difundir pornografía disfrazada de literatura". Los editores insistieron, por razones puramente comerciales. Veían un filón de ganancias millonarias. No les interesaba la trascendencia artística del libro. Finalmente lograron editarlo y difundirlo legalmente en USA y vender enormes cantidades.
El libro recibió un aluvión de críticas adversas y al mismo tiempo escalaba posiciones altas en los registros de ventas, gracias a hábiles, intensas y prolongadas campañas de publicidad. Joyce no murió en la pobreza pero tampoco nadaba en la abundancia.  El ensayo de Carleton expone con todo rigor el proceso, apasionante y curioso, al que se expone un libro, cualquier obra de arte, cuando escapa de las manos del creador y cae en las manos de los negociantes y se convierte en un objeto listo para vender, es decir, se convierte en mercancía. Una metamorfosis curiosa pero necesaria.